Xoaquín Fernández Leiceaga comienza hoy un pequeño viaje para desconectar. Sorprende el silencio del que estaba llamado a ser el presidente de una Xunta liderada por el PSdeG, que quiere desvincularse de las pugnas orgánicas y asumir la portavocía parlamentaria hasta que el partido tenga secretario xeral. Su discurso de neutralidad fue tumbado ayer por la presidenta de la gestora, Pilar Cancela, que lo situó en su bando y en el de Pedro Sánchez.

"Ante tanto tema orgánico, lo normal es que el candidato se mantenga al margen. Pero nadie duda de que está en la posición de apoyar a la dirección en Galicia [del PSdeG] y al secretario general Pedro Sánchez", sostuvo en declaraciones a la TVG.

Leiceaga logró en las primarias el apoyo expreso de la gestora y Besteiro, así como el del propio Sánchez, pero ahora quiere evitar trasladar a la Cámara el pulso estatal y la crisis gallega y desvincularse. Sus enemigos ya pidieron su cabeza tras los comicios.

Su estrategia de dar un paso al costado fue dinamitada por Cancela, que además de colocarlo en una trinchera, replicó al alcalde de Vigo, Abel Caballero, que censuró el cambiazo en las listas electorales y lo señaló como uno de los motivos de caída electoral y falta de respeto a las bases. Le respondió que la decisión final correspondía "a la dirección" y, tras reconocer que no habla con él desde ese proceso, dijo: "Que no olvide que en Pontevedra, la segunda persona con más votos fue Gonzalo Caballero y no lo vi [en la propuesta de lista provincial]. Sin embargo, la candidatura entera del aparato pontevedrés fue la que más votos obtuvo.