-Pone algún pero a la gestión de Barcón en A Coruña o Sestayo en Ferrol, respectivamente.

-No me referiré a casos concretos. En general, en el partido faltó un debate sobre cuál iba a ser nuestra relación con las mareas en los gobiernos municipales. Simplemente hubo una recomendación de la ejecutiva federal en el sentido de dejar gobernar a los partidos de izquierdas. Nos faltó un debate más profundo, sobre todo teniendo en cuenta la experiencia que nosotros teníamos en gobiernos locales y de coalición. Nos equivocamos. Nunca hemos hecho un análisis de cómo eran las relaciones en esos gobiernos. Disensiones como las surgidas en Ferrol o en A Coruña se dan en cualquier partido que gobierna en coalición. Lo que no puede ser es que si te están apoyando para mantenerte en el gobierno, se ningunee a ese partido, no se reúna con él y le dé datos a cuentagotas. Tiene que haber un diálogo franco. Y eso en Santiago y a veces en A Coruña no se ha producido.

-¿Quién debe esforzarse más para que el diálogo PSOE-Mareas sea más fluido?

-Quien está gobernando si quiere tener el gobierno, que es quien tiene los datos, y así poder dar las pautas que quiere llevar adelante y con qué medios. Posiblemente eso, a veces, no se ha dado. Así no se puede pretender que te sigan indefinidamente si no cuentas con el grupo que te tiene que apoyar. Debe haber un diálogo más franco y una colaboración más estrecha si se quiere mantener este tipo de gobiernos.

-¿Da por finiquitado el bipartito en Ferrol y la ruptura del PSOE local o se puede reconducir la situación?

-Es muy difícil, prácticamente imposible. Los puentes están rotos. La ejecutiva federal será la que tendrá que tomar una decisión. El enfrentamiento ha ido demasiado lejos. Hay una incomunicación absoluta entre ambos grupos [en el PSOE local].