Residuos, incendios, caza, pesca, urbanismo, salud pública, minas, vías pecuarias, contaminación de aguas, protección de animales, alojamientos, furtivismo, atentados contra el patrimonio histórico... Todo lo que gira alrededor del hombre es medio ambiente y su interacción y vigilar cualquier acción humana que pueda causar lesiones a la naturaleza como las anteriores son parte del trabajo del Servizo de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. La concienciación ciudadana sobre el medio ambiente ha sido clave porque "la gente es más consciente de lo que tiene" y eso se nota en el aumento de las denuncias anónimas pero, al mismo tiempo, los agentes aprecian un descenso en este tipo de delincuencia. El año pasado la unidad llevó a cabo unas 9.440 actuaciones entre infracciones administrativas e informes, aunque no pueden determinar cuántas terminan en multa porque son las administraciones competentes -Xunta o concellos- las que sancionan en base a los escritos de la Guardia Civil. Tres de cada diez actuaciones están relacionadas con residuos y el 15% con la pesca, mientras que los incendios y los casos de maltrato animal suponen un 7% en cada caso.

Aunque el 90% de las investigaciones son infracciones administrativas, el 10% restantes son penales y acaban en los juzgados, adonde fueron enviados el año pasado 137 personas. Son una media de dos detenidos por semana o casi una docena al mes y suponen un aumento del 17% respecto a los 117 contabilizados en 2010. La eficacia en la resolución de casos, al tratarse de asuntos objetivos fácilmente demostrables, es casi completo y se esclarecieron el 90% de las denuncias. Con los incendios no ocurre lo mismo porque aunque el año pasado la Guardia Civil puso a disposición de la Justicia a 70 presuntos incendiarios, son apenas la tercera parte de las investigaciones abiertas debido a la dificultad para conseguir pruebas para dar con el culpable pese a aplicarse el mismo procedimiento con todos. E incluso entre los que se logra detener, solo dos de cada tres son llevados a juicio porque en el resto faltan pruebas concluyentes y testigos que corroboren los hechos. Y de los que se sientan en el banquillo, son pocos los que acaban en prisión porque no tienen antecedentes o porque la pena es inferior a dos años.

El perfil del incendiario realizado por la Fiscalía se divide entre el imprudente que realiza una quema agrícola o ganadera, el pirómano que padece una enfermedad psiquiátrica o siente pasión por el fuego y le gusta ver medios de extinción desplegados, y los incendiarios que prenden fuego con una intención sea ahuyentar animales o repoblar el monte. Se trata de un varón de entre 35 y 50 años con domicilio cerca del lugar del incendio y que actúa en solitario.

En el Seprona, para prevenir e investigar incendios se crean -explica Medela- equipos especializados y multidisciplinares de distintos cuerpos de seguridad. En este sentido, el representante del Seprona aclara que además de las investigaciones a posteriori de los fuegos hay una labor de prevención que además de a los vecinos se trata de inculcar a los más pequeños con charlas en los colegios para que las nuevas generaciones estén concienciados en el respeto al medio ambiente y "asocien encender fuego en un monte con delito y una agresión muy grave contra el medio".

Denuncias

Unos 150 agentes están especializados en la protección de la naturaleza, aunque la vigilancia del medio ambiente la ejercen los 5.000 guardias civiles de las distintas unidades repartidas por toda Galicia. Cada provincia cuenta con un equipo de investigación especializado para ocuparse de las incidencias ambientales más graves -en Pontevedra hay dos-, una oficina técnica y varias patrullas, cuyo número oscila entre cinco y diez según las zonas de vigilancia que se reparten los equipos. En verano, los incendios centran la mayor parte de la actividad y movilizan la mayoría de los recursos pero "sin desatender el resto de áreas", según explica el jefe de la sección del Seprona de la comandancia de la Guardia Civil en A Coruña, Javier Medela, quien insiste en que "cada vez que entra una denuncia se investiga igualmente", aunque sea temporada alta de fuegos.

La unidad recibe información tanto de las administraciones como de asociaciones ecologistas y de los ciudadanos, que de forma particular y si lo desean de forma anónima, pueden alertar de cualquier hecho que hayan visto y consideren que atenta contra el entorno. "Un simple dato es suficiente para iniciar una investigación y todas las denuncias que llegan al Seprona se comprueba si es o no delito a través de pruebas materiales y también personales interrogando al sospechoso y a posibles testigos", destaca Medela. La mayoría de las denuncias ciudadanas están relacionadas con maltrato animal o por vertederos incontrolados de residuos. Los efectivos del Seprona, sin embargo, también realizan investigaciones de oficio para prevenir incidencias y participan en operaciones y campañas específicas a nivel nacional, autonómico y provincial.