Hace cinco años comenzaron a practicarse los primeros controles de droga en las carreteras españolas. Entonces apenas de realizaban 3.000 pruebas anuales, en la actualidad ya se practican más de 76.000, según detalló ayer el director de Tráfico con datos de 2016. Como en el caso de los test de alcoholemia, los de drogas son obligatorios para los conductores requeridos por los agentes. Quienes se nieguen a realizarlo se enfrentan a una pena de prisión que va de los seis meses a un año y la privación del derecho de conducir entre uno y cuatro años. Un positivo en drogas al volante acarrea al infractor una multa de 1.000 euros y la retirada de seis puntos del carné. El proceso para realizar un narcotest en la actualidad es el siguiente:

ESaliva. Cuando el agente que da el alto a un vehículo en un control observa síntomas de que el conductor ha podido consumir drogas (temblores o inquietud), le somete a un test de saliva para comprobar la presencia o no de sustancias ilegales.

EPositivo. Si el test da positivo se toma una segunda muestra de saliva para comprobar la presencia o no de sustancias ilegales.

ELaboratorio. Los resultados se envían al laboratorio toxicológico, con cadena de custodia para garantizar que durante el transporte no sufra manipulación alguna. Ahí se realiza la prueba evidencial que se confirma la sustancia ingerida y su cantidad.

EAnálisis. Los resultados del laboratorio se unen al informe de la Guardia Civil y se inicia el expediente sancionador. La práctica totalidad de los realizados en Galicia se quedan en una multa. Con el test evidencial que se propone aplicar la DGT se eliminaría la parte del laboratorio y el proceso sancionador sería nada más obtener el resultado positivo en carretera.

ESangre. El conductor puede solicitar que se le practique un análisis de sangre como prueba de contrataste.