"A los cinco minutos cambia de forma radical el fuego. Llega una pila de humo y el incendio se nos viene encima y encima viene subiendo porque era una gran pendiente. Primero el fuego me saltó dos veces por la parte trasera del vehículo. Lo tuve que apagar las dos veces con una manguera que llevamos en la parte de atrás del camión. Pero en cinco minutos el camión era una bola de fuego. No había camión y las llamas alcanzaban los cinco metros".

Así relata Pablo Polo, miembro del Grupo de Emergencias Supramunicipal (GES) de Mugardos, el "momento de apuro" que vivió el pasado sábado mientras sofocaba el incendio forestal que se produjo en Mandiá (Ferrol) y que provocó que el camión motobomba que utiliza el GES, con todo el material del que disponía, quedase calcinado. Él no sufrió ningún daño.

Los miembros del GES critican la actuación del director de extinción y denuncian que no cuentan con medios para comunicarse entre ellos y para estar en contacto con el resto del operativo.

Además, requieren que lo antes posible vuelvan a contar con el camión motobomba. "En el GES de Mugardos hay 12 familias que viven, literalmente, de ese camión", reconoce su compañero Marcos Pita.

El GES de Mugardos acudió el sábado a extinguir el incendio que se produjo en Mandiá y que amenazaba a varias viviendas con los dos vehículos de los que dispone: un forestal (BFM, Bomba Forestal), de pequeñas dimensiones, y el BUL (Bomba Urbana Ligera) que fue el que ardió.

"El agente forestal, en este caso el director de extinción, decide repartir los medios y deja el vehículo forestal en la parte de abajo, en la cola del incendio, y el urbano, que lo conducía yo, lo manda a la cabeza del incendio", relata Polo.

"Llego al punto que ha dicho, me bajo del camión y lo primero que hago es preguntarle si por este camino tenemos alguna vía de escape, por si nos veíamos encerrados, y me dice que no. No me pareció bien y le dije que no estábamos bien posicionados. Y me dice: "no hay peligro ninguno, el incendio ahora avanza muy lentamente y perdió fuerza". Pero a los cinco minutos las condiciones del fuego cambian radicalmente y las llamas se nos vienen encima", describe.

Pablo Polo alerta de que carecen de medios para comunicarse entre ellos y el pasado sábado tuvo que utilizar su teléfono móvil personal para contactar con el resto de miembros del operativo. "Una cosa grave que ya veníamos reivindicando es que no tenemos comunicación. Estábamos a ciegas por completo. Una vez que ya vi que eso se desmangaba y se iba todo al carajo decidí coger mi teléfono particular, que gracias a Dios lo llevaba encima, y llamé a los compañeros que tenía abajo, pero cuando llegaron, entre que pasan unos minutos, ya era tarde", detalla.

"Nosotros no culpamos a la persona que tomó esa decisión, porque la puede tomar cualquier director de extinción y fue un cambio en las condiciones, pero sí hubiésemos tenido un sistema de comunicación se hubiese salvado el camión y todo el material y no se hubiese puesto en peligro la vida de nuestro compañero", finaliza Marcos Pita.