El país de los mil ríos no se recupera de los efectos de la sequía. Ante la situación de déficit hídrico en Galicia, la Xunta aplicará las primeras restricciones para minimizar los daños de la sequía que ha llevado a decretar la prealerta por falta de lluvias el pasado mes de enero, la primera vez en la historia que se activó en pleno invierno. Pese a que las precipitaciones de las últimas horas han mejorado los niveles de los embalses (ayer estaban al 93% en la demarcación Galicia-Costa), el caudal de los ríos es preocupante ya que está en mínimos históricos. Al menos, un 15% menos que hace 20 años por los efectos del cambio climático, una situación que se agrava por las escasas precipitaciones del invierno y de esta primavera.

Tras el abril más seco de la historia, junto con el de 1982, y las previsiones meteorológicas para los próximos días, la Oficina Técnica da Seca (OTS) -integrada por personal de la Consellería de Medio Ambiente, Medio Rural, MeteoGalicia y la Axencia Galega de Emerxencias- acordó activar ayer medidas de carácter restrictivo para evitar que los niveles de las cuencas fluviales bajen todavía por más por un uso irresponsable del agua. Durante la reunión mantenida ayer, los responsables de Aguas de Galicia acordaron reforzar la vigilancia en los ríos de la demarcación Galicia-Costa, gestionada por la Consellería de Medio Ambiente.

Entre las medidas extraordinarias que aplicarán desde el departamento que dirige Beatriz Mato destacan restricciones en el riego de obras en aquellas captaciones en las que el agua proceda de los ríos así como otros usos no básico, como el riego de jardines o el vaciado de fuentes por parte de los concellos para proceder a su limpieza. A partir de ahora, por tanto, la Xunta evitará autorizar derivaciones temporales de agua para evitar las polvaredas que se levanten durante una obra así como otros usos que no se consideren básico.

La situación de déficit hídrico en Galicia ya ha tenido sus primeras consecuencias. La más alarmante es la merma de un recurso que muchos utilizan de manera irresponsable. El caudal de los ríos en la comunidad en la actualidad está un 15% por debajo del que tenían hace dos décadas y los embalses tienen una ocupación 17 puntos por debajo de la media del último lustro. Los efectos de la sequía se han cebado con el campo gallego, que ha sufrido pérdidas millonarias en el viñedo, los cereales y los frutales.

Uno de los factores que pone de manifiesto la escasez de agua en el subsuelo es la profundidad a la que hay que llegar en la actualidad para tener un pozo de calidad, que tienen que duplicar e incluso triplicar los metros excavados en relación a hace unos veinte o treinta años. Ya en la década de los 90, las empresas de pozos de barrena comenzaron a notar la falta de agua en la capa freática. Y a principios de 2000, las bolsas de agua en los primeros 15 metros de la superficie empezaron a aparecer vacías. ¿Los motivos? Los efectos del cambio climático, la falta de lluvias, los cada vez más frecuentes episodios de sequía, las pérdidas de agua por fugas o averías en la red y el uso irresponsable en el consumo.

Desde Aguas de Galicia, su director, Roberto Rodríguez Martínez, aseguró de nuevo ayer que el abastecimiento a la población está garantizado. No obstante, apeló al "uso responsable" del agua, por lo que la Consellería de Medio Ambiente continuará con acciones de sensibilización a la población con campañas que promuevan el ahorro de un recursos que no es ilimitado.

Las escasas lluvias del mes pasado hicieron saltar las alarmas en la comunidad gallega. Y es que en abril cayeron poco más de 20 litros por metro cuadrado en Galicia frente a los más de 120 que registra de media un mes de abril, lo que significa un 83% por debajo de los valores normales.