La mayoría de las compraventas de viviendas en 2016 fueron realizadas por mayores de 50 años, que son los que tienen ahorros y los destinan a un inmueble de segunda mano como segunda vivienda al que pretenden sacarle rentabilidad y colocarlo en el mercado de alquiler. Los menores de 30 años que antes de la recesión acaparaban el 60% de las compras realizadas en Galicia, en la actualidad apenas representan el 15% del total de las transacciones.

Desde la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) aclaran que los pocos jóvenes que se animan a meterse a una hipoteca se decantan por pisos nuevos porque prefieren "estrenar" su hogar que tener que dedicar más dinero a rehabilitarlo aunque el precio de venta sea menor. Desde el sector inmobiliario añaden que el 85% de los jóvenes residen hoy de alquiler en esas viviendas que precisamente rentan los mayores de 50 que compran inmuebles para cubrir la necesidad de esta demanda. Destacan que en épocas de bonanza las parejas jóvenes, muchos procedentes de otros países, adquirían su futura casa en plano en promociones de obra nueva, una tendencia que desapareció con la crisis inmobiliaria. Y pagaban -añade- entradas muy elevadas con las que desembolsaban buena parte del precio total.

La recesión provocó un desplome de la llegada de inmigrantes por la falta de oportunidades laborales, al mismo tiempo que a los jóvenes gallegos también se les reducían las posibilidades de acceder al mercado laboral y ahorrar para pagarse una vivienda en propiedad. Pese a la recuperación del sector, el auge se debe al repunte del alquiler, que ha crecido un 23% desde el inicio de la crisis mientras que las hipotecas se han estancado.