"Es su oportunidad". Un histórico socialista aseguraba hace meses que Gonzalo Caballero (1975, Ponteareas) se presentaría a las primarias para liderar el PSdeG PSdeGy que tendría opciones ante la rebelión de las bases que había aupado de nuevo a Pedro Sánchez como un voto también de castigo al aparato.

Socialista de cuna, Caballero es economista y profesor de Economía Aplicada en la Universidade de Vigo, como insistió en el debate que mantuvo con su rival por liderar el PSdeG, y sobrino del alcalde de Vigo, Abel Caballero, del que se distanció hace años tras ser edil en el consistorio hace una década.

Su papel interno ha sido el de azote de las direcciones del partido, siendo el máximo exponente el congreso autonómico de 2009 en que los barones pactaron el relevo de Emilio Pérez Touriño, papel reservado a Pachi Vázquez. En los pasillos del edificio pontevedrés en que tuvo lugar la cita, el ungido ayer por las bases para dirigir el PSdeG y aplicar la "renovación" prometida buscaba eco en los medios después de que le impidiesen competir con el exconselleiro de Medio Ambiente. De ser un outsider al que algunos cargos medios miraban con desdén ha pasado en ocho años a la cúspide del partido con una campaña interna intensa, pateando las agrupaciones, mostrando un mensaje duro con el "aparato" y recordando su trabajo a favor de Pedro Sánchez.

Algunas voces le afean haber sido más crítico durante años con su tío en Vigo o con la dirección gallega que con el PP. Ahora debe capitanear la revolución interna prometida para el PSdeG.

La historia del PSdeG es la de una suma de proyectos municipales con problemas para remar en la misma dirección, salvo en el periodo en que Emilio Pérez Touriño tomó las riendas y, al amparo de la decadencia del fraguismo y las brechas del BNG, escaló posiciones hasta alcanzar 25 escaños en 2005 para liderar el bipartito. Cuatro años después, su socio perdió un escaño que ganó el PP y Touriño, al que ya habían afeado en privado incluso sus cargos más cercanos su progresivo alejamiento de las bases, dimitió. Lejos del poder, la reconstrucción siempre es más difícil.

Desde entonces, el PSdeG no levanta cabeza. Primero, por sus propios problemas para encontrar un proyecto sólido. Segundo, por los problemas estatales de liderazgo. Tercero, por la irrupción de las mareas. Y cuarto, por su división interna, cuyas proporciones han quedado plasmadas en los resultados de las primarias estatales y gallegas. La brecha, política y generacional, entre las filas de los 10.000 socialistas que pagan sus cuotas en Galicia amenaza con quebrar a un partido fundado por un ferrolano.

El primer termómetro del cambio que el nuevo secretario xeral ha prometido será el resultado del congreso que refrendará su puesto y que se celebrará en Santiago los días 27, 28 y 29. En él, se aprobarán principios políticos y una nueva dirección. Ver el peso de los pesos históricos en esa cúpula mostrará las intenciones de unidad. Las municipales de 2019 serán la siguiente prueba de fuego. Mantener las tres diputaciones y recuperar terreno en las tres ciudades coruñesas que abanderan las mareas resultan los principales retos para, al menos, mostrar que la sangría de votantes se ha detenido y el nuevo proyecto cala. Antes, la elección de candidatos y listas evidenciará también si las heridas se cosen o se abren aún más.