Galicia, junto a Asturias, y Castilla y León, pide conectarse al Corredor Atlántico, para no perder competitividad y tener un medio de transporte rápido y sostenible para enviar a Europa sus productos y los que trae por barco del otro lado del océano. Y a los gallegos les da el igual que para ello haya que acogerse al reglamento 1315/2013, o al 1316/2013, o al 913/2010, que el corredor se llame atlántico ferroviario de mercancías o multimodal de la red básica. La burocracia es una cosa y la realidad, otra. Y la realidad es que Galicia, y el resto del Noroeste español, fue, es y, me temo, que seguirá siendo el último de la fila.