La revisión catastral, nuevas construcciones o mejoras y ampliaciones de las instalaciones actuales y un mayor control por parte de los ayuntamientos y de Hacienda han aumentado el recibo que las administraciones locales pasan a infraestructuras y centrales energéticas.

Los concellos gallegos recaudan más de 30 millones por el llamado Impuesto de Bienes Inmuebles de Características Especiales (BICE), que afecta a embalses, presas, saltos de agua, centrales hidroeléctricas, parques eólicos, autopistas, carreteras, aeropuertos y puertos comerciales, centros de producción de electricidad, gas, refino de petróleo o gas. El solo cinco años los ingresos por este tributo se han disparado un 27%, casi el doble del aumento que experimentó la recaudación de todos los impuestos y tasas municipales en la comunidad durante ese periodo (13,3%).

En la actualidad, son 166 los ayuntamientos gallegos que cobran a infraestructuras y energéticas por las instalaciones en su término municipal, una treintena más que los 135 contabilizados en 2011. Para algunos concellos este gravamen ya supone entre el 30%y el 40% de su presupuesto, una fuerte inyección de fondos que en 2016 se incrementó por el aumento del valor catastral de algunas infraestructuras así como el proceso de rastreo de las administraciones para detectar mejoras y ampliaciones y cuantificar su valor exacto.

Liquidación de presupuestos

Los ayuntamientos gallegos ya recaudan por encima de los 30 millones por este impuesto, según el balance de 2016 -último ejercicio con datos cerrados de la liquidación de presupuestos municipales-. Detrás del aumento en los ingresos de los ayuntamientos por este gravamen está la construcción de nuevas infraestructuras, la actualización de los coeficientes catastrales -con el consiguiente aumento del recibo a pagar- y el mayor control de las administraciones al comprobar, por ejemplo, si ha habido aumento de potencia en las torres de alta tensión, se han construido nuevo túneles, caminos o inmuebles accesorios a la central hidroeléctrica.

"Había ayuntamientos que llevaban diez años sin modificar los valores catastrales", apunta el alcalde de Vila de Cruces, Jesús Otero, que es vocal en la Federación Nacional de Asociaciones y Municipios con Centrales Hidroeléctricas y Embalses. "Para nuestro concello, (el BICE ) es la segunda fuente de ingresos, después del IBI", detalla el regidor de la localidad pontevedresa. La recaudación por los tres embalses y las dos minicentrales de la zona se reparte con los ayuntamientos de Touro, Santiso, Agolada y Arzúa. A Viladecruces le toca de la tarta del BICE un 60%, lo que se traduce en unos 240.000 euros anuales.

Nuevas categorías

Nuevas categorías

Fue en el año 2003, cuando las presas, embalses y centrales hidroeléctricas pasaron a considerarse bienes de características especiales (BICE) y se modificó la ley para crear esta tercera categoría, al margen del IBI rústico y urbano.

Con la creación de esta nueva categoría, ya entonces hubo concellos que actualizaron la tasación, pasando de un tipo impositivo del 0,4% al 1,3%. Pero en los últimos años, los ingresos en ayuntamientos gallegos afectados por estas construcciones han aumentado por la mejora y ampliación de las instalaciones, lo que ha llevado a los consistorios a hacer un inventariado de todos los elementos nuevos de los complejos hidroeléctricos y así lograr una inyección de fondos extra.

En 2011, los ayuntamientos gallegos ingresaron por este tributo 23,6 millones de euros. Cinco años más tarde, el recibo que cargaron los concellos a energéticas e infraestructuras ya superan los 30 millones, un 27% más, un porcentaje que duplica el repunte medio registrado en la recaudación de todos los impuestos y tasas municipales durante ese periodo -de más de 1.135 millones de euros a casi 1.288 millones-.

Provincias

De las cuatro provincias gallegas, los municipios de A Coruña concentran el grueso de la recaudación del BICE en la comunidad. El 62% de la factura fiscal que pagan energéticas e infraestructuras en Galicia se va a las arcas municipales coruñesas: casi 18,7 millones, un 21,7% más que lo recaudado en 2011.

El mayor repunte en la recaudación tributaria por este impuesto entre 2011 y 2016 se produjo en Lugo, con un 83,4% más. Los concellos lucenses pasaron de ingresar 1,18 millones a 2,16 millones. Le sigue en la tabla autonómica la provincia de Ourense, con una factura a los inmuebles especiales que creció un 40% -3,25 millones en 2016 frente a 2,3 millones que ingresaron cinco años atrás-. Y en los concellos de Pontevedra, con casi 6 millones recaudados por el BICE, al aumento fue del 23%.Franjas de población

De los más de 30 millones de euros recaudados por los ayuntamientos gallegos en concepto del BICE, los pequeños y medianos concellos son los que más ingresan por este tributo: más del 60% de todos los recibos que se pasan a energéticas e infraestructuras en Galicia.

Según los últimos datos de Hacienda, que no detallan qué partidas corresponden a presas, saltos de agua y embalses; autopistas carreteras y túneles de peaje o puertos y aeropuertos, los municipios gallegos con menos de 5.000 habitantes -un total de 200- recaudaron por los bienes de características especiales 8,1 millones de euros (el 27% del total). Son, sin embargo, los concellos de entre 5.000 y 20.000 vecinos, los que más ingresan por este impuesto: 10,6 millones, lo que supone más del 35% del conjunto de la comunidad. Muy alejadas de estas cifras están los ingresos en los municipios de entre 20.000 y 50.000 habitantes y los de más de 100.000, con 3,9 millones y 5,5 millones, respectivamente. Y finalmente, los de entre 50.000 y 100.000, con 1,85 millones.

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