La Xunta implantará un nuevo servicio de atención a personas mayores que viven solas

En Galicia hay casi 240.000 personas que viven solas en casa, y, de ellas, algo más de 123.000 tienen 65 o más años. Forman, por tanto, un colectivo con una acentuada implantación en la comunidad. De hecho, uno de cada diez hogares totales lo conforma un gallego que vive en soledad y está en edad de jubilación. Con el objeto de prestarle atención, la Xunta pondrá en marcha este año una central de llamada para estar en contacto con estas personas mayores que se encuentran en situación de “soledad no deseada” y prestarle asesoramiento y ayuda en determinadas áreas. Este servicio funcionará además como un laboratorio, en palabras de la propia Xunta, para ir “afinando” la asistencia que se le puede prestar a este colectivo, que además, según las proyecciones demográficas, irá en aumento en los próximos años.

De estos 123.258 hogares unipersonales compuestos por una persona de 65 años o más, la gran mayoría son mujeres: 85.804. El resto, 37.454, lo constituyen varones, según los datos del Instituto Galego de Estatística referentes a 31 de diciembre de 2022. La previsión que maneja la Xunta es que esta central de llamadas empiece a funcionar hacia finales de este año, según informa la Consellería de Política Social e Igualdade. Se hará mediante un convenio con la Cruz Roja y tendrá un coste de unos 600.000 euros.

Esta iniciativa irá dirigida tanto a personas autónomas como dependientes, pues la única condición que se exige es que vivan en soledad no deseada. En todo caso, no tendrá nada que ver con una prestación asociada al reconocimiento de la dependencia.

Una “antena” para la soledad no deseada en A Coruña

Los detalles de funcionamiento se están perfilando aún, dado que habrá que determinar como se informará de su puesta en servicio, cómo se hará llegar su existencia a estos hogares o cómo se contactará con ellos. Pero la dinámica será abrir una canal telefónico para hablar con estas personas, escuchar lo que tengan que decir, darle seguimiento para interpretar su estado anímico o prestarle asesoramiento o consejos para acceder a determinados servicios, como solicitar el reconocimiento de dependencia, o indicarle como realizar o cubrir solicitudes o formularios ante una administración pública.

Pero sobre todo, según indican desde Política Social, se pretende que este servicio funcione como un laboratorio para medir la “eficacia” del mismo —si valen o no la pena estas llamadas— y “afinar y pulir” su funcionamiento para mejorar en el futuro, adecuándose a las necesidades reales de estos hogares compuestos por personas mayores que viven en soledad no deseada.

Con este laboratorio se quiere emular la experiencia de hace tres años en una residencia de mayores de A Estrada, en la que a modo de prueba se ensayó de forma pionera toda una batería de dispositivos electrónicos y domóticos para comprobar su eficacia en un escenario real: como que cualquier anotación que se realizara sobre la salud de un residente llegara en tiempo real a su historia clínica en el Sergas; colocar pulsadores de emergencia en los cuartos provistos de sensores que permitan detectar una caída o si durante las noches acude más veces al baño de lo habitual; avisadores de que el interno abandona la habitación; o la colocación de pulseras con geolocalización para saber en todo momento dónde están los residentes con mayor deterioro cognitivo.

Tras probar su operatividad, algunos de los sistemas se implantaron, otros se descartaron por resultar de difícil aplicación y otros se modificaron para adecuarse mejor a la realidad. Pues esto mismo es lo que pretende hacerse con la central de llamadas, que se “monitorizará en tiempo real” para detectar qué funciona y lo que se debe mejorar.

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