Los 24 buques cefalopoderos españoles que faenan en aguas de Mauritania iniciaron ayer con incertidumbre su segunda veda biológica de este año, que se prolongará hasta el 1 de noviembre, después de tres meses de actividad en el caladero africano. Los armadores españoles, en su mayoría gallegos, temen que la Comisión Europea decida suspender los acuerdos de colaboración -entre ellos el de pesca- con este país magrebí tras el golpe de Estado militar del pasado 6 de agosto.

La patronal del sector, representada en su mayoría por la Asociación Nacional de Buques Congeladores de Cefalópodos (Anacef), advierte de las "serias" consecuencias que provocaría la anulación del acuerdo pesquero entre la Unión Europea y Mauritania, renovado este mismo año. El 90% de la flota autorizada a faenar en sus aguas es española o de otro país comunitario.