En la última década el sector acuícola gallego sólo logró, en dos ocasiones, los permisos finales para estrenar piscifactorías en el litoral de la comunidad. Uno de los proyectos que salió adelante fue la granja de rodaballo de Stolt Sea Farm en cabo Vilán (Camariñas, A Coruña), inaugurada en 2005. La segunda apuesta agraciada, ya en la etapa del bipartito, ha sido el criadero de oreja de mar de Piela-Tal, en la localidad coruñesa de Muros, una iniciativa pionera en España de la compañía Galician Marine Aquaculture.

Al margen de ampliaciones de granjas ya existentes o de proyectos paralizados por protestas y denuncias, como pudo ser el caso de la planta de Rinlo (costa lucense), en el litoral gallego sólo se construyó en diez años la granja de cabo Vilán y a finales de 2009 dio el paso el futuro criadero de abalón en la ría muradana.

De la veintena de ubicaciones para posibles granjas en lista de espera, sólo dos se han materializado, tal y como recuerdan los productores de rodaballo de Galicia, que instan a la Xunta a apurar los plazos para que no se esfumen los fondos que ofrece la UE para el sector y no perder posiciones en el mercado mundial en términos de producción.

El permiso para la construcción del criadero de oreja de mar en Muros llegó con cuatro años de retraso. En principio, la compañía tenía previsto empezar a producir en 2006, fecha prorrogada por la tramitación.

En 2005, Stolt Sea Farm estrenaba en cabo Vilán la planta de peces planos más grande del mundo, con una superficie de 90.000 metros cuadrados, 1.200 toneladas de capacidad de producción al año y una inversión de 17 millones de euros (aproximadamente la mitad aportados por la Xunta). "En aquel momento también se nos habían exigido medidas protectoras para su construcción. No se podían realizar voladuras en la zona, por la existencia de una colonia muy importante de aves, por ejemplo, y hubo que buscar un método alternativo", explica el gerente de la Asociación de Productores de Rodaballo de Galicia, Fernando Otero.

Las exigencias medioambientales serán un requisito sine qua non para los próximos proyectos, aunque el sector todavía desconoce qué grado de protección fijará la Administración autonómica en el marco del nuevo Plan de Ordenación del Litoral (POL).

El mapa acuícola de Galicia arrastra, al menos, cinco años de retraso. El plan sectorial de ubicaciones de 2005 no salió adelante; en 2008 se reformó y el resultado de esta modificación en el periodo del bipartito también está siendo revisado en la actualidad, aunque el Gobierno de Feijóo confía en su aprobación definitiva a finales de este año.

En la actualidad constan en el mapa 22 ubicaciones para espacios acuícolas: 12 serían nuevas (incluyendo las incorporaciones de Touriñán y Lires) y las otras 10 ampliaciones de las ya existentes. A mayores, el sector puede proponer alguna zona de su interés en el litoral de la comunidad y las Consellerías de Medio Ambiente y de Mar debatirán si es posible su inclusión (con medidas correctoras para no dañar el paisaje) en el mapa actual.

En el caso de las ampliaciones, las compañías interesadas en el proyecto son las propietarias de las plantas existentes. Para el resto de espacios que oferta la Xunta y los que se puedan añadir al listado, las firmas acuícolas Insuiña, Stolt Sea Farm, PYAC, Isidro de la Cal y Luso Hispana de Acuicultura aguardan a percibir una estabilidad jurídica suficiente para hacerse con una ubicación y a que se concrete el plan sectorial actual.

En los últimos años, la construcción de nuevas granjas se puso en duda en numerosas ocasiones: ¿es posible levantar granjas para el cultivo de peces en cautividad en espacios incluidos en la Red Natura? Para las organizaciones ecologistas, rotundamente no. El Gobierno Bipartito puso reparos en varias ocasiones por este motivo, como ocurrió con el espacio reservado para Pescanova en Touriñán.

El Gobierno de Feijóo, que retomó esta ubicación, sí es partidario de construir en Red Natura "con medidas protectoras", postura que comparte la patronal. "La propia Directiva europea Hábitat, en su artículo 6º, permite determinadas infraestructuras en Red Natura. Entre los usos autorizables en suelos de especial protección se encuentra la acuicultura", argumenta Fernando Otero.