La labor de los guardapescas no está exenta de riesgos, como agresiones de los furtivos, al carecer de medios de defensa. A este problema se suman los legislativos, ya que la ley no define claramente sus funciones. El delegado de guardapescas de la Asociación Galega de Gardas Particulares de Campo, Rafael Rivera, asegura que todo lo que tiene que ver con el colectivo "está cogido con pinzas" y reclama que se corrijan estas deficiencias.

-¿Cuál es la labor, en general, de los guardapescas marítimos?

-La custodia de recursos de la bajura, como bivalvos o percebes, y, en algunos casos, mejillón.

-¿Qué les parece que la figura del guardapesca no aparezca ni en la ley de Seguridad Privada?

-El guardapesca está incluido en la especialidad de guardia de campo, figura genérica de la que emanan el guarda de caza y el guardapesca marítimo. La ley de Seguridad Privada no nos parece bien en su conjunto. Cuando salió, en 1992, no sabían donde meter al guarda porque, a pesar de querer englobarlo como algo privado, es una figura muy pública. Trabajamos para las cofradías, que son entidades de participación pública.

-¿Cómo es la colaboración con otros cuerpos de vigilancia marítima?

-A nivel institucional es mala. Con la Guardia Civil tenemos una relación más estrecha porque son los que nos habilitan, tutorizan y controlan, pero con la Administración pesquera estamos defraudados, nos tiene huérfanos. No es una relación ni mucho menos fluida.

-¿Y la coordinación de efectivos de vigilancia?

-Hay servicios de Policía Adscrita, Seprona, Guardia Civil Rural, Gardacostas y guardapescas. Cinco cuerpos que unos días están todos en la misma zona y otros no hay nadie, y sin saber unos de los otros. Es ilógico. No tenemos vinculación con nadie, nuestros horarios muchas veces se hacen a bote pronto y otras es la cofradía la que ordena. Esto es un arma de doble filo porque estamos custodiando unos recursos que explota la cofradía.

-Dijisteis alguna vez que no teneis muy claras cuáles son vuestras pautas de actuación.

-Sí, no hay un marco claro que defina bien el ámbito de aplicación y nuestras competencias. Todo lo relacionado con nuestro servicio está cogido con pinzas. A veces nos encontramos con que un guarda actúa de una forma y el juez lo considera correcto y en otras, con la misma intervención, no. Si llegas a un contencioso te puedes encontrar con que la ley no fija las pautas de actuación y quedamos desamparados.

-¿Por qué cree que se da esta situación?

-La Xunta no quiere vinculación con los servicios de los guardas sujetos a las cofradías, no quiere sacar un reglamento específico y nos deja en un limbo jurídico. La Administración debería decir: 'Tenemos estos guardas, están realizando estas labores y hay que darles formación específica para nuestra autonomía y después habilitarlos'. Esto es crucial.

-Entonces, la vinculación de la Consellería do Mar con el colectivo se limita a la ayuda que concede para los salarios.

-Sí, la subvención muchas veces supone el 100% del sueldo. El guarda está sujeto al convenio de seguridad privada, que fija un salario para los guardapescas de 1.200 euros. La subvención es de 1.130 y muchas cofradías descuentan de esta cantidad los gastos por seguridad social y lo que sobra es lo que dan de salario. A día de hoy muy pocos pósitos cumplen los 1.200 euros, tres pagas extras y un mes de vacaciones, pero si queremos trabajar no queda más remedio que aceptarlo.

-Esta situación, ¿es culpa exclusivamente de los pósitos?

-A las cofradías no las culpo de nada, son entidades que dependen de recursos que son de todos, y es la Administración quien debe velar porque su explotación sea razonable. Si se encomienda la vigilancia a quien extrae los recursos para que la explotación sea sostenible, puede serlo o no. Se debería desvincular el control de los profesionales que viven del mar. A veces es difícil aplicar la ley si se depende económicamente de los bienes a custodiar.

-Los guardapescas sois, muchas veces, los primeros en detectar a los furtivos.

-Sí, somos la avanzadilla. Los agentes de inspección tienen un ámbito de actuación muy amplio y con pocos efectivos. Quien está día a día luchando, sin apoyo, en zonas de difícil acceso, son los guardas.

-¿Qué mecanismos de defensa estáis autorizados a portar?

-Las manos. La ley de Seguridad Privada no atribuye al guarda métodos de defensa. Tenemos compañeros que llevaban medios de defensa y fueron advertidos por la Guardia Civil de que los retiraran porque no estaban autorizados y podían ser sancionados. Incluso, en caso de usarlos y enfrentarse a un juez, podían ser inhabilitados. En pesca no hay ningún efectivo autorizado a llevar armas.

-¿Son frecuentes las agresiones?

-Todo lo habituales que el guarda quiera. Si no hay más es porque muchas veces tienen que recular. No se pueden plantear entrar donde hay tres o cuatro furtivos con capturas valoradas en 3.000 o 4.000 euros, porque los ilegales van a dar la cara. En Galicia, si los guardapescas cumpliesen a rajatabla las funciones que tienen encomendadas, habría agresiones todos los días.

-¿Su arma es el diálogo?

-Sí. Por suerte la Administración pesquera gallega está dando a los guardas carácter de agentes de la autoridad: A una denuncia de un guardapesca se le da la presunción de veracidad. Nosotros, al no llevar métodos de defensa, tenemos que saber jugar nuestras cartas.

-Lo que decomisan los guardapescas, ¿va todo a locales de beneficencia?

-No me puedo mojar de a dónde va todo eso. Hay dos posibilidades: hacer una subasta pública -lo que va en contra de los intereses de los que trabajan legalmente al aportar un producto que no debiera estar ahí- o, lo más lógico, darlo a locales de beneficencia. Pero se puede dar que el guarda diga: 'No lo voy a denunciar y usted se va sin denuncia y yo con 20 kilos de percebe'. Es lo que provoca no tener un control.

-Entonces, ¿qué cree que se debería hacer?

-La sala de operaciones de Santiago podría obligar a cada guarda a notificar su entrada, la labor que va a hacer y hasta qué hora. Al acabar la jornada, tendría que notificarlo y comunicar las denuncias y decomisos realizados, para que quede constancia y cruzar datos. No es un control férreo pero pondría algunos límites.

-¿En que otros aspectos habría que incidir?

-La tramitación de las denuncias también es ilógica. Hay que desvincularlas de las cofradías. Muchos guardas las entregan a los pósitos, que se encargan de tramitarlas a la Consellería do Mar, con lo que la cofradía hace de filtro y puede hacer que muchas denuncias queden en un cajón.