Dónde está es lo que interesa saber. ¿A dónde ha ido el Mattheo I? ¿Tienen los piratas del golfo de Guinea un lugar de refugio en la costa en el que poder realizar la descarga del gasoil que queda en los tanques del petrolero chipriota?

Todo parece indicar que sí y que el buque ha navegado sin utilizar los sistemas habituales de transmisión de datos sobre su posición para que nadie, a estas alturas, conozca verdaderamente cuál ha sido su destino. Porque se da por hecho que el petrolero ya no está navegando, cuatro días después de haber sido asaltado. Para los autores del asalto, el tiempo es oro y hay que actuar con prisa tanto para descargar lo que transporta como para hacerse con todo aquello del navío que les pueda ser útil. Porque está claro que el Mattheo I va a quedar, tras el asalto, prácticamente como estaba en el astillero en el que fue botado hace 7 años.

Si, como todo parece indicar, lo que menos esperan los piratas es el pago de un rescate por el barco y sus tripulantes, hay que pensar que, efectivamente, en el plazo máximo de una semana los 23 tripulantes del petrolero chipriota estarán libres. Otra cosa es que el buque pueda seguir navegando por sus propios medios.

Filipinas se empecina en decir que negocia, pero nadie da crédito a esto por cuanto parece innegable que no existe comunicación alguna entre el barco y tierra. La infraestructura con la que cuentan los piratas somalíes es muy superior a la de los del golfo de Guinea. Estos carecerán, con toda probabilidad, de representantes más o menos autorizados u oficiales en las ciudades en las que los abogados de los somalíes se mueven como peces en el agua.

Y saben, además, que en su área no van a encontrar la cobertura que tienen en Somalia los piratas que actúan en el Índico.

Cabe esperar, pues, una pronta liberación, lo que no debe ser un obstáculo para que converja en el golfo de Guinea la atención de navieros y fletadores porque, como ya se ha informado, en los que va de año se han contabilizado un total de 19 abordajes de piratas que si hoy buscan el dinero fácil de la venta del producto de su rapiña, mañana pueden ser fieles seguidores de sus homónimos del Índico y plantar cara incluso a buques dotados de medios defensivos.

Las familias de los cinco tripulantes españoles están perfectamente informadas. Saben que no hay novedades y esto les hace concebir esperanzas en relación a la seguridad de los suyos. Cabe esperar que el comportamiento de la operadora de la naviera chipriota para con los tripulantes no españoles, sea la misma para con los otros 18 (en su mayoría filipinos).