Por no preguntar qué mal ha hecho España a la UE que los demás Estados miembros no hayan hecho en materia de pesca.

La pregunta viene a cuenta del atún rojo, después de celebrada la Convención anual del ICCAT el pasado mes en Ciudad del Cabo (Suráfrica) en la que, según el sector del atún rojo español, la comisaria de Pesca, Maria Damanaki, ha dado la espalda a la ciencia, al propio sector y a la Unión Europea al negarse a un incremento mínimo de capturas de la citada especie de 500 toneladas.

Lo ha hecho, según los representantes del sector, sin escuchar las indicaciones del presidente del Comité Científico en la sesión plenaria, en la que la señora Damanaki comunicó su decisión firme de oponerse a cualquier incremento de la cuota de atún rojo para el año 2014, "pese a las evidencias de recuperación del stock".

Algo le ocurre a la comisaria europea de Pesca para rechazar un planteamiento de incremento de cuota de menos del 5% que el propio presidente del Comité Científico de ICCAT considera no era significativa y que no incidiría en la recuperación del stock de la especie.

Y ese "algo" obedece, afirma el sector atunero español, "más a convicciones personales que a la defensa de los intereses del sector pesquero comunitario a los que se debe".

La proa que la comisaria pone a cualquier iniciativa que tenga que ver, directa o indirectamente, con España, es más notoria cuando se compara la actitud de María Damanaki para con países como Noruega (también país miembro de ICCAT) que ha propuesto modificar el plan de recuperación para aumentar el período de pesca de atún rojo en sus aguas a 4 meses o para solicitar las mismas medidas de gestión que soporta el atún rojo en Europa para esta especie en el Atlántico Oeste.

¿Qué tipo de sentimiento lleva en sus entretelas la comisaria actual, que no desdice en absoluto lo que sus precedentes en el puesto han hecho también respecto a España, salvo pequeños matices que hay que introducir en el período de actuación de la española Loyola de Palacio al frente del mismo departamento?.

No es de extrañar que el sector español de atún rojo lleve "al más alto nivel político" su queja para que la comisaria Damanaki no siga primando sus convicciones personales por encima de los intereses legítimos que representa, apostando por una gestión sostenible del atún rojo desde el punto de vista medioambiental, social y económico.

¿Qué habrá hecho mal España para la comisaria Damanaki que no hay modo de lograr de ella por lo menos una sonrisa?.

Uno añora los tiempos de la comisaria Enma Bonino. Créanme.