La cantidad de marisco depurado en las bateas instaladas por la Xunta en las rías gallegas cayó a la mitad el año pasado respecto a 2012, año de su puesta en marcha. Este sistema de reinstalación implantado por el Gobierno gallego hace tres ejercicios limpió 181.754 kilos de marisco de zonas contaminadas en su primer año de actividad, frente a los 91.889 del 2014, casi un 50% menos. Esta caída se produce de forma progresiva desde el inicio de la actividad de las bateas, ya que en 2013 la cantidad de recurso depurado también fue menor a la de los primeros doce meses, con 13.617 kilos saneados, un 25% menos.

Los cifras del recurso depurado en lo que va de 2015 reflejan, sin embargo, un mejor ritmo que en los años anteriores ya que las dos bateas de la Xunta, ubicadas en las rías de Ferrol y Pontevedra, limpiaron ya el 72% del total depurado en 2014 (66.804 kilos), según los datos facilitados a este diario por la Consellería do Mar.

El departamento que dirige Rosa Quintana afirma que este descenso en el volumen de marisco que pasó por las bateas se debe, "en gran medida", al cambio de algunas zonas calificadas como C -áreas contaminadas donde las extracciones de marisco no pueden venderse directamente al consumidor- a zonas B, donde el recurso puede venderse en lonja en fresco, sin necesidad de pasar por las bateas.

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La Consellería do Mar defiende las instalaciones y afirma que el sistema funciona "con normalidad". "Las bateas permiten a los mariscadores vivir de su actividad. Sin esta fórmula, el marisco no podría salir al mercado", afirmaron fuentes de la Xunta.

Este punto de vista del Ejecutivo gallego contrasta con el de buena parte del sector marisquero gallego, que critica las instalaciones desde su puesta en marcha. Los profesionales denuncian que supone un "lastre" para las cofradías que viven fundamentalmente de esta actividad. "Nos estamos arruinando y no levantamos cabeza. Estoy seguro de que si no existiese este método, nuestra cofradía tendría superávit", declara el patrón mayor de Barallobre, Carlos Rey, que apunta a dos aspectos como causantes de las pérdidas de los pósitos: la alta mortandad del marisco y sus bajos precios. "La gente prefiere el recurso de las zonas B, por lo que no tiene una cotización muy buena. La Xunta no asume además la totalidad de la mortandad del marisco y solo se hace cargo de un pequeño porcentaje. Vivimos todo el invierno y toda la primavera [época en la que faenan en zona C] con lo que ahorramos del verano", añadió.

El Ejecutivo gallego compensa económicamente a las cofradías cuando la mortandad de los lotes que envían a las bateas supera el 10%. "Entendemos que el recurso puede morir, por ejemplo, por problemas con la diferencia de temperaturas entre las zonas o durante el transporte. Pero los lotes con una mortandad inferior a ese porcentaje son habituales en cualquier sistema de depuración", argumentaron fuentes de la Consellería do Mar.

"La Xunta es muy cuca. Saben que no hay una mortandad superior al 10% salvo en verano, cuando no trabajamos en las zonas contaminadas. No es nuestra culpa que las aguas no estén limpias. Aquí o pierden los pescadores o pierde la cofradía, pero nunca la Administración", declaró por su parte la patrona mayor de la cofradía de Ferrol, Isabel Maroño, que cifró las pérdidas de la entidad derivadas del uso de estas instalaciones -entre enero y junio del año pasado- en 10.352 euros. "Creo que el marisco se debería limpiar en un circuito cerrado, aunque estuviese más tiempo. Pero nos dicen que la Unión Europea lo prohíbe". añadió.

El patrón mayor de Corcubión, José Domínguez, concuerda con Maroño y afirma que la solución definitiva pasa por acabar con la contaminación de las rías. "Las instituciones tienen que ser serias. No se puede estar llevando el marisco de un lado para otro eternamente. Las bateas estuvieron muy bien cuando se instalaron, porque llevábamos mucho tiempo sin poder faenar. Pero es pan para hoy y hambre para mañana", declaró Domínguez. Mientras, otras cofradías gallegas como la de Miño defienden las instalaciones de la Xunta. "Está claro que preferíamos vender directamente. Nosotros no tenemos mucha mortandad porque enviamos fundamentalmente almeja japónica y fina, que son mucho menos delicadas que la babosa. Nuestras mariscadoras están conformes", declaró la patrona mayor de la entidad, María José Crespo.