Además del apoyo explícito de Xavier Vence, máximo responsable del BNG, y del portavoz de Pesca de esta formación política, Daniel Rodas, han sido muchos los mensajes de ánimo enviados a través de las redes sociales a los armadores y marineros del cerco concentrados ante el edificio administrativo de la Xunta en San Caetano, para demandar cuotas de pesca que les permitan seguir viviendo de ella hasta disponer de nuevas posibilidades en las distintas pesquerías.

Con el rabillo del ojo puesto en Portugal y, abiertamente, en Bruselas, los cerqueros integrados en la asociación Acerga sienten que su lucha es compartida por compañeros de tarea en Blanes, Cudillero, Asturias, O Morrazo, Barakaldo, Cambados, Viveiro, Porto do Son, Cedeira, A Coruña, Vigo, Almería, Malpica, Tarragona, Isla Cristina, etc., organizados en la Asociación Océanos de Gaia, que los animan a seguir en su protesta y que ésta llegue directamente a Bruselas. Son apoyos casi siempre a título particular y por esto echan en falta el de las cofradías de pescadores que, directa o indirectamente, les representan a pesar de que es Acerga quien moviliza. Tampoco intervienen como parte otras organizaciones pesqueras, caso de la Confederación de Empresarios de Pesca en la que se integran muchos de los barcos actualmente amarrados por falta de cuota y en protesta por esta carencia.

Critican la mala gestión política de la pesca y, con el zurrón lleno de desilusiones, esperan una reacción del Gobierno que movilice a la Xunta y que, de este modo, logre hacer recapacitar a Bruselas y, juntos, hallar el camino que dé solución a un problema que, desde hace tiempo, afecta a miles de familias gallegas cuyo presente -y más, todavía, el futuro- está en permanente peligro.

Portugal puede abrir una vía de salida, del mismo modo que lo pueden hacer solidariamente otros estados miembros de la UE; pero la esperanzas se centran en Bruselas. El aguijón, no obstante, está puesto en la Secretaría General de Pesca, en Madrid, y en la pradera de San Caetano. La gente de mar espera no tener que utilizarlo, a sabiendas de que el próximo 20 de diciembre puede traer importantes noticias para la conformación de un nuevo gobierno. Sea como fuere, la solución llegaría muy tarde porque los barcos amarrados no pueden esperar tanto tiempo al socaire de los vaivenes políticos, consecuencia del período electoral abierto y con un Gobierno en funciones.