Sindicatos, Acerga y Cerqueiros Galegos se reunirán los próximos días con la conselleira do Mar, Rosa Quintana, con el objetivo de crear una mesa de trabajo que permita alcanzar un mejor acuerdo para la realización de un nuevo reparto de las cuotas. Además busca valorar la aplicación de una norma de extensión que limite las descargas diarias para tener así las mismas oportunidades de desembarque y mantener los precios del pescado.

Esta es en esencia la propuesta de la titular de la Consellería do Mar a las mujeres que, en representación de la Asociación de Armadores do Cerco de Galicia (Acerga), se reunieron recientemente con Rosa Quintana a invitación de esta tras un encuentro en Muros.

"A ver si es verdad", me decía unas de estas mujeres, porque teme que todo quede en palabras. Máxime después de otra reciente intervención de la conselleira en la que hacía referencia a las mejoras obtenidas para el sector cerquero a lo largo del pasado año, incluso tras la manifestación del sábado, declaraciones que han sorprendido porque estas mujeres de Acerga no han visto mejora alguna más allá de promesas que nunca se traducen a hechos. Lo expresaba gráficamente una de ellas: "Los que no teníamos cuota seguimos como estábamos. ¿Qué es, entonces, lo que ha mejorado por la gestión de Rosa Quintana?".

Tal vez en esa reunión la conselleira explique el alcance de sus palabras y qué quiere lograr realmente con el aglutinamiento de posturas inicialmente irreconciliables entre Acerga y Cerqueiros Galegos y, en medio, los sindicatos que, hasta el momento, poco papel han jugado para ayudar a resolver el grave problema que afecta a este segmento de flota.

Dilatar en el tiempo una solución no parece, a primera vista, una solución para nadie. Menos, sin duda, para los afectados; pero es que tampoco se pueden conseguir réditos políticos ni económico-sociales para quienes, desde la sede de la Xunta, avían lo necesario para que el barco electoral llene de votos su parque de pesca. El reparto justo de los derechos de pesca en base a una distribución de las cuotas pesqueras por tripulante no es una quimera; pero tiene ante sí el fantasma de los registros de capturas históricas a los que, incluso entre los cerqueros de Galicia beneficiados por este sistema, nadie que los tenga adjudicados quiere renunciar aún a pesar de saber que no es equitativo y que falta a la verdad esencial: los derechos históricos que a unos se les reconocen, perjudican a aquellos que han pescado siempre y que, por conciencia y por asegurar el futuro, optaron por reducir sus capturas a extremos que en ninguna otra zona del caladero Cantábrico Noroeste llevaron a cabo.

Las mujeres van a continuar en tierra con la tarea reivindicativa que sus maridos, sus hermanos, sus padres o sus abuelos en muchos casos no pueden ejercer actualmente dado que, consecuencia de los tres meses de acampada en los jardines de San Caetano, se han visto forzados a volver a la actividad pesquera cuando el tiempo lo permite. Ellas están dispuestas a retomar las tiendas de campaña y hacer de nuevo evidente su protesta ante los miembros del Gobierno de Galicia, "si las cosas no cambian."