La frase era muy socorrida años atrás, y fácil de escuchar en las calles de nuestras ciudades en las que los trabajadores de la ONCE vendían -entonces sin las cabinas actuales- el popular "cupón de ciegos": Mañana sale. Y mañana, viernes, 4 de marzo, se conforma en Santiago la mesa de trabajo del cerco que la conselleira do Mar, Rosa Quintana, se había comprometido a reunir para tratar de la problemática de este segmento de flota.

Para este, es un primer paso de cuyo desenlace hay que esperar, obviamente, para extraer conclusiones y determinar la voluntad al respecto de la administración pesquera gallega. De ahí que se entienda que "mañana sale", sea la expresión de una esperanza de un buen acuerdo que levante los alicaídos ánimos de un colectivo que "va de cabeza" desde hace años.

Lo dice el propio sector. Más concretamente, las "Mulleres e Homes de San Caetano" constituidos en plataforma de apoyo a los armadores y marineros del cerco que, durante los últimos tres meses del año pasado, asentaron en el jardín compostelano de San Caetano su protesta silenciosa a la vez que llamativa por evidente. Quieren saber de la disponibilidad de la Consellería y la titular de esta para "arreglar la situación del sector", o si bien las cosas van a continuar como están en este momento. Esperan que se intente, con todos los medios al alcance de la Xunta, conseguir "los acuerdos necesarios para que todas las partes tengamos las mismas posibilidades de vivir dignamente de nuestro trabajo", que es lo mismo que piden -y el miércoles se hizo patente en el debate de investidura del socialista Pedro Sánchez como candidato a la presidencia del Gobierno- los pescadores artesanales de Asturias, hartos ya de tanta discriminación y que exigen cuotas de pesca acordes con sus barcos y los tripulantes de estos y olvidando de una vez los denostados derechos históricos de pesca a los que se aferran contadas embarcaciones y armadores.

"Las mismas posibilidades de vivir dignamente" de la mar, en un trabajo que es el mismo que desarrollan barcos con base en, por ejemplo, Ribeira y Aguiño, en Cantabria y País Vasco, que pueden y saben vivir de las concesiones que se les han otorgado graciosamente mientras que otros compañeros de profesión han visto recortadas al máximo sus posibilidades de pesca (cuando no han perdido absolutamente poder salir a pescar porque carecen de cuota en distintas modalidades o artes).

La mesa de trabajo de mañana puede -y debería- marcar un antes y un después, como así ha querido entenderse la promesa hecha por la conselleira Rosa Quintana, tras la manifestación de Santiago del pasado día 27 de febrero, de constituir la misma. Es una clara oportunidad de rectificación tras el diálogo.

Una posibilidad de hacer juntos un camino que puede ser sencillo si unos y otros se escuchan, debaten y se entienden.