Pocos productos gastronómicos están tan ligados a Galicia como el pulpo, pero son los pescadores asturianos los que podrán distinguir sus capturas con el prestigioso certificado del Marine Stewardship Council (MSC). Cuatro cofradías del principado, que suman 27 embarcaciones, celebraron recientemente el final de los dos años de proceso para lograr el sello, primero del mundo para esta especie. Los productores gallegos, que suman más de 1.000 embarcaciones artesanales de nasas que se dedican a este cefalópodo, discrepan sobre la necesidad de esta distinción: Mientras unos están convencidos de que el suyo es un pulpo de sobra reconocido y que una ecoetiqueta no es necesaria, otros advierten de que el producto autóctono no está bien diferenciado, lo que provoca que los consumidores compren pulpo de fuera sin saberlo.

Para el presidente de la Asociación de Armadores de Artes Menores de Galicia (Asoar-Armega), José Luis Rodríguez, la iniciativa de los marineros asturianos es motivo de "envidia". El presidente de la asociación de bajura, que agrupa a 400 barcos gallegos, cree que sí se necesita una diferenciación para el pulpo autóctono, ya que las etiquetas existentes no son "funcionales". Rodríguez denuncia que, debido a esto, en las lonjas y los mercados de Galicia se introduce pulpo de fuera que se vende como gallego, lo que supone un "fraude" para el consumidor, que adquiere un producto de "menor calidad" sin saberlo. Por ello, demanda un seguimiento "exhaustivo" de las toneladas que se descargan en los puertos de la autonomía para saber qué producto es realmente "de aquí". "En las lonjas se vende mucho más pulpo del que pesca nuestra flota", sentencia.

El gerente de Subastas Coruña, Kiko Bergantiños, confirma que en los puertos hay "descuidos" que llevan al mal etiquetado del pulpo descargado. "Sí que hay intrusismo, por ejemplo, del pulpo portugués", añade. Bergantiños cree que, aunque la fama del pulpo gallego es "indudable", ya que es el "más demandado", una distinción siempre es "positiva". Señala el caso del bonito del norte, que alcanza "precios mayores" debido a su etiquetado especial.

Ribeira es el primer puerto de Galicia en descargas de pulpo fresco, con más de 300 toneladas vendidas en 2015, por un valor de casi 2 millones de euros. El patrón mayor ribeirense, José Antonio Pérez, lo tiene claro: "Todo el pulpo que se descarga en Ribeira lo pesca nuestra flota en aguas gallegas", aunque admite que en los grandes puertos "puede ser distinto". Sobre los etiquetados, Pérez opina que, a pesar de que el producto gallego tiene "fama mundial", cuanta más publicidad pueda obtener, "mejor".

Desde la Federación Galega de Confrarías de Pescadores, en cambio, consideran que el pulpo gallego ya tiene suficiente prestigio. Frente a un etiquetado "costoso", como el del MSC, ponen de relieve los diferentes distintivos que existen en Galicia. Destacan sobre todo la marca PescadeRías, creada en 2008 por la Consellería do Mar para distinguir las capturas de la flota artesanal gallega. "Los asturianos no cuentan con una marca como PescadeRías", señala el presidente de los pósitos, Tomás Fajardo, que opina que se trata de un distintivo que deben "proteger y potenciar". Aunque el patrón de Ribeira se muestra crítico con la marca de la Xunta. "No hay ninguna diferencia de precio entre las lonjas que cuentan con esa distinción y las que no la tienen", asegura Pérez.

Fajardo también destaca el distintivo Pulpo de Lonja, creado para comercializar producto procesado de las cofradías de Fisterra, Corcubión, Lira, Muros, O Pindo y Porto do Son. "Se busca certificar y garantizar la procedencia del producto para darle valor", indica el presidente de la federación y también patrón mayor sonense, puerto en el que las capturas de este cefalópodo representan el 90% de la facturación.

Ante la variedad de marcas y certificados, la Iniciativa Global para los Productos Pesqueros Sostenibles (GSSI) surgió para comprobar cuales de ellos cumplen con estándares de sostenibilidad. Este distintivo, de carácter voluntario, tiene el objetivo de identificar qué etiquetados cumplen con los criterios de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).