Unas 2.500 personas despidieron ayer en el Mosteiro de San Xoán, en el municipio de Poio (Pontevedra), a los tres fallecidos en el naufragio del pesquero Nuevo Marcos en la madrugada del miércoles. Los funerales del patrón, Francisco Castiñeira, y de los tripulantes Jesús Ligero y Florentino Carballa, se oficiaron de forma conjunta a las 18.00 horas.

La Conselleira do Mar, Rosa Quintana, junto a otras personalidades y representantes políticos y de las cofradías de la ría de Pontevedra estuvieron presentes en una iglesia que se quedó pequeña para acoger a tanta gente. El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, ofició la misa, apeló a la Virgen del Carmen (patrona de los marineros), defendió la "dignidad" del trabajo de la gente del mar y pidió que se destinen más medios a la seguridad de los barcos.

El patrón mayor de la cofradía de pescadores de Raxó afirmó por otra parte que el Nuevo Marcos se encuentra en una zona de apenas unos siete metros de calado y que la aseguradora del barco ya trabaja con una empresa especializada en las cuestiones preliminares a su retirada. La previsión era que ayer o a lo largo de la jornada de hoy se desplazasen a la zona del naufragio para inspeccionar los restos con cámaras y analizar la complejidad de la operación. Si los preparativos no se prolongan demasiado y las labores no son excesivamente complicadas, se especulaba con la posibilidad de que el barco pudiese ser retirado entre hoy y mañana.

El juzgado de Instrucción número 3 de Pontevedra, por otro lado, abrió ya la investigación para aclarar las causas del accidente marítimo que costó la vida a los tres marineros. Fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia señalaron que se trata del trámite habitual al haber fallecidos, ya que el juzgado debe autorizar el entierro. La Guardia Civil todavía elabora el atestado del accidente y los dos supervivientes, hijos de dos de los fallecidos, deberán declarar formalmente, aunque las primeras indagaciones apuntan a un accidente consecuencia de un "despiste".