Los planes plurianuales de pesca son el caballo de batalla de la UE desde hace mucho tiempo. Para lograr un acuerdo sobre su vigencia, los diputados del Parlamento Europeo y los miembros del Consejo de Ministros de Pesca no logran aproximar posiciones, aunque estas, tarde o temprano, tendrán que converger definitivamente si, como se pretende, lo establecido en 2013 por los representantes de cada estado miembro de la UE y los de las instituciones europeas conducen a la verdadera reforma de la Política Pesquera Común (PPC) que no es otra cosa que acabar con la sobrepesca en un plazo máximo que finaliza en 2020. Solo así se pondrá término al chafardeo ministerial que cada año se produce para la toma de decisiones sobre los límites de pesca para cada estado miembro. Un Consejo que en contadas ocasiones proporciona buenas noticias para España y, en concreto, para la comunidad más vinculada a la pesca y que no es otra que Galicia, considerada la región europea más importante en la pesca.

Los planes plurianuales, que han sido un fracaso histórico a todos los efectos, "introducen una perspectiva, señala Corey Arnold, a largo plazo en una región de pesca particular para garantizar que se complementan y cumplen los objetivos de la PPC". Pero han de ser los diputados que integran la comisión de Pesca de la Eurocámara los que estudien o revisen la última propuesta, debilitando en buena medida cualquier acción de los ministros para fijar objetivos más acordes con los planteamientos de estos para algunas poblaciones de peces y que van en la dirección de fijar límites de pesca superiores al máximo exigido por la PPC.

En contadas ocasiones los eurodiputados y los ministros coinciden en sus apreciaciones. Y estas nunca son acordes a las propuestas de los científicos, lo que, a su vez, significa una colisión con las pretensiones de las organizaciones ecologistas y un choque de trenes más con lo que los pescadores exponen cuando les permiten hacerlo. El juego de intereses prima.

Disposiciones jurídicas sólidas pueden lograr un cambio sustancial a este respecto. Pero se evidencia como algo irreal a corto espacio de tiempo que todos los actores en un escenario como el de los mares comunitarios europeos puedan alcanzar un consenso que evite que la sobrepesca impere.