El lector habitual conoce los planteamientos expresados por el arriba firmante en esta página en relación al papel de las reservas marinas. También lo saben aquellos que tienen en su mano el poder de decidir. Y se conoce especialmente en tanto en cuanto al papel que tales reservas podrían desempeñar en Galicia. A pesar de ello, no se toman decisiones como la que adoptó el Gobierno (a través del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente) respecto del cabo Tiñoso (Murcia) que, mediante una orden ministerial publicada en el BOE el pasado 8 de septiembre, declara la indicada zona murciana nueva Reserva Marina de Interés Pesquero al valorar su importancia y potencial para la protección y regeneración de los recursos pesqueros, además de su elevado valor ecológico por la presencia de hábitats y especies como las cuevas submarinas o las praderas de fanerógamas.

El propio Ministerio destaca que la reserva marina tiene como objetivo dotar a la zona señalada de un régimen de protección que garantice la conservación y regeneración de los recursos pesqueros de ese espacio y de los hábitats y especies que contiene.

Con la de cabo Tiñoso son ya once las áreas marinas gestionadas por el Ministerio. ¿Puede decir lo mismo la Xunta en relación a esta comunidad autónoma? Una, la de Os Miñarzos, y pare usted de contar.

No podemos los gallegos sacar pecho en este sentido porque, aún a pesar de ser un territorio con casi 1.500 kilómetros de costa litoral en los que sería factible el establecimiento de áreas marinas protegidas que permitiesen la recuperación de los recursos pesqueros perdidos por sobreexplotación o los continuados accidentes marítimos registrados. Ni la Administración pesquera ni la mayoría de los pescadores propios de Galicia reconocen como válido este sistema que, entre otras cuestiones, permite, como reconoce el Ministerio, la reproducción y alevinaje de distintas especies de interés pesquero. Todo esto significa, en cualquier caso, una aportación de riqueza a los caladeros de pesca artesanal de la zona.

¿Por qué se ha perdido el área protegida de la ría de Cedeira y está prácticamente perdida el área marina de Lira (Carnota)? ¿Qué es lo que impide realmente que el Cantábrico gallego se convierta en una zona de protección que garantice la conservación y regeneración de los recursos pesqueros de la zona y de los hábitats y especies que contiene? ¿Es que no entienden la reserva marina como un semillero del que se beneficie tanto la pesca artesanal como otras actividades que se realizan asimismo con criterios de sostenibilidad y responsabilidad de las aguas propias?

Las reservas marinas, por si la Consellería do Mar lo ha olvidado, son espacios protegidos por la legislación pesquera y su objetivo principal es la regeneración del recurso pesquero y el mantenimiento de las pesquerías artesanales tradicionales de la zona. Son, en definitiva, el escudo protector de un segmento de flota que es el más próximo al consumidor y, por ende, a la propia Administración.

Si no cuidamos lo que la naturaleza nos ha dado, el mantenimiento de hábitats destacados y el disfrute responsable de los mismos, junto con las distintas especies comerciales de las que nos servimos los ciudadanos, se irá -como se va- polo mar abaixo.