Vienen por toda la orilla, con la falda remangada luciendo la pantorrilla.

Pero es parte de la popular canción. La realidad es muy diferente actualmente porque ya nadie se remanga desde Santurce a Bilbao, ni desde Ribeira a Caramiñal. Total, ¿para qué? El nuestro es un país de contradicciones, por más que sigamos cantando a la vasca ese tema tan popular.

Verá, lector: la conselleira do Mar (que tiene todo el derecho a expresarse como le parezca) dijo a un grupo de trabajadores o extrabajadores de las carpinterías de ribera que su departamento apuesta firmemente "por la dinamización y el impulso de la construcción de embarcaciones de madera".

No es la primera vez que se habla de este asunto. Pero, en verdad, tarde piache, que decía mi abuela Asunción, cuyo vino, en días de fiesta, siempre era tinto. Es decir, tenía color.

Lo que es incoloro es lo dicho por la conselleira Quintana. Porque después de haber eliminado cualquier tipo de embarcación de madera de las muchas y variadas que había en Galicia y sin que nadie pudiera explicarse el por qué se llegaba a tal decisión, treinta o cuarenta años más tarde, alguien cae en la cuenta de lo necesario que es el apoyo a la carpintería de ribera cuando ésta prácticamente ha desaparecido de la faz de una Galicia que tuvo astilleros en los que construir embarcaciones de madera de muy distinto porte en casi todo el litoral del país.

Ahora todo es fibra, que en caso de incendio arde mucho mejor que los libros a los que Manuel Rivas dio vida. Y tal vez sea por esto y no solo por el impulso a la carpintería de ribera por lo que la Xunta da un paso -dice- adelante para que los barcos de madera no sean olvidados.

A mí, particularmente, me parece bien; pero al mismo tiempo considero que sería obligada una explicación del por qué de esa vuelta a la madera cuando ésta ya no es sino pino y eucalipto y las carpinterías de ribera se cuentan con los dedos de una mano en un país llamado Galicia.

¿Pretende tal vez la Consellería do Mar la vuelta a los barcos de madera? ¿Y qué se hace con los de fibra, conselleira, que arden como la yesca y usted lo sabe? ¿Es por una cuestión de seguridad o, simplemente, de belleza de línea?

He "revoloteado" en la ría de Arousa en gamelas de distintas esloras, "remando" a popa. Eran gamelas de madera que sirvieron, supongo, para arrumbarlas en cualquiera de los muelles -también de madera- existentes en muchos de nuestros puertos, a la espera de alguien que las comprara como objeto de decoración en el jardín privado, cuando no para ser desguazadas y aprovechar su material para hacer fuego y asar unas sardinas. No lo hice, sin embargo, en una de fibra. Tal vez por una cuestión de años; pero, sobre todo, por no resultar fiables debido a su inestabilidad.

Y ahora que el personal se ha acostumbrado a ellas invita usted a que se vuelva a la madera para no sé qué tipo de embarcaciones.

¿De qué madera, conselleira? ¿De verdad está usted convencida de lo que dice, o simplemente se trata de una de esas cosas que se cuentan en una reunión de amigos para afirmar convicciones?

Mire: en los países nórdicos, hay buenos y bellos barcos de madera. Incluso los hay para la pesca profesional. Pero aquí, en Galicia, con la excepción de las dornas y alguna pequeña gamela, no veo yo muchas intenciones de cambio.

A lo peor estoy equivocado.