Creo que las distintas administraciones están más por la labor de lograr que no suban los precios del pescado (recurriendo incluso para ello a las importaciones descontroladas) que por fijar las medidas pertinentes para lograr que las flotas de las distintas comunidades pesquen y den ocupación a una población que, buscando trabajo en la mar, solo encuentran disculpas para su no contratación.

Hace unos años, el entonces patrón mayor de la cofradía de Burriana denunciaba este hecho en la asamblea de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores celebrada en Madrid. Pero fue en vano.

El tiempo le ha dado la razón: la Administración prefiere la importación. Le apetece más eliminar la pesca desde un principio bien sencillo: no se puede competir en desigualdad y esta se pone de manifiesto en la carencia de controles de calidad que sí se exigen a las capturas de nuestras flotas. Sabemos que el pescado de otros países debe pasar los mismos controles que el nuestro, pero se llaman andana. No los exportadores, sino los que importan. Y así no hay manera de competir, y la trazabilidad de ese pescado, por más que se diga lo contrario, no existe. El etiquetado no ha servido -ni sirve- para nada, y ahora el extinto FROM ya no puede promocionar nuestros productos.

En la bajura podemos presumir de pesca costera artesanal y de tener el mejor producto, pero no se puede promocionar el consumo de pescado sin que alguien pueda participar de facto en tal promoción, porque el sector no está en disposición de intervenir en el mercado. En este, de carácter libre, impera la ley de la selva. La política conduce a ganar dinero y se importa pescado venga de donde venga. El pescado fresco no aparece en los grandes centros comerciales por más que esa frescura se pregone, y se reclama un ente que actúe como catalizador de los minoristas. Pero, ¿se puede aplicar la denominación de pescado fresco a todo el que se vende en esas grandes áreas comerciales, algunas con centros de almacenamiento en los propios puertos? Porque si ese pescado a la venta en grandes superficies es fresco, ¿qué venden las pescaderías de los mercados municipales?

Las cofradías reclaman que todo el pescado fresco pase por lonja, pero cuando esto se plantea seriamente, el recurso habitual es el interés de las cofradías en que las lonjas estén al día para recibir las contribuciones de los barcos que desembarcan en ellas sus capturas. No quieren entender que las cofradías que no disponen de lonja tienen muchas opciones de desaparecer y que, de cumplirse tal cuestión, la administración pesquera en Galicia y el resto de España dejará de prestar unos servicios que son esenciales para armadores y tripulantes.

Importa que los precios del pescado no suban. A costa de lo que sea.