El cerco gallego sufrió la veda de la sardina en los cuatro primeros meses del año prácticamente en solitario. La flota portuguesa, que tampoco pudo pescar la especie, vio atenuada esta merma de ingresos durante el obligado parón gracias a la puesta en marcha de unas ayudas estatales que permitieron que los trabajadores del sector se asegurasen un mínimo mensual de ingresos.

La flota gallega no solo ha visto durante este largo periodo cómo al otro lado del Miño sí percibían subvenciones estatales sino que, además, países próximos como Francia o Marruecos mantenían con normalidad la captura de esta especie, que posteriormente exportan a Galicia. De hecho, la comunidad ha elevado un 50% las compras del exterior desde 2014. Un doble rasero que indigna a los cerqueros gallegos. "No puede ser que aquí estemos con vedas a la sardina y que Marruecos o Francia están pescando a espuertas; así es imposible que esa sardina acabe llegando hasta aquí" , lamenta Roberto Crespo, profesional de la flota de cerco gallega.