Más de medio millar de embarcaciones gallegas y sus tripulantes viven de la muerte del pulpo en Galicia. Y este -que dicen es el animal más listo de los que habitan nuestros mares- pone tentáculos en polvorosa y deja la costa noroeste de España.

¿Por qué?

Es lo que los pulpeiros quieren saber y que la Xunta no da muestra de querer investigar, a tenor de la denuncia efectuada por el BNG, que demanda del Gobierno gallego medidas que permitan la recuperación del stock de ese cefalópodo.

La caída en las ventas del pulpo es tal que cerca de 4.000 profesionales que viven de su captura ven peligrar su futuro. Y no es nada nuevo: la situación de deterioro de esta pesquería se viene arrastrando desde hace años y las medidas adoptadas por la Consellería do Mar parecen no surtir efecto si nos atenemos a los resultados obtenidos.

Se ha establecido una veda que no prevé ayuda económica alguna para los afectados. Esta situación obliga a los pulpeiros a dedicarse a otras pesquerías. Doble daño: los marineros no quieren perecer en el intento de sobrevivir como tales, pero no pueden dejar de pensar en los suyos y se dedican a otras artes. Con esto inciden en pesquerías que podrían no sentir la presión de casi 600 embarcaciones que tienen el pulpo como objetivo. Se merman los ingresos de los afectados, el pulpo no se recupera -nadie sabe por qué- y se sobreexplotan especies necesarias para la pervivencia de una flota, la de bajura, que es como algo fundamental para nuestra gente y nuestros pueblos.

¿Qué hacer?

No es tan difícil: estudiar los fundamentos de la notable reducción de la pesquería del pulpo, mantener la veda y apoyar con medios económicos a los armadores y tripulantes de las embarcaciones (el 35% de la flota artesanal) afectadas por ella durante la prohibición de captura del cefalópodo.

Por si hubiese sido poca la pérdida ocasionada a esta flota por los temporales del otoño-invierno y principios de primavera que obligaron al amarre de la flota, la caída de los ingresos por la veda de 45 días del pulpo pone la guinda a un año desesperante para los pulpeiros.

Andalucía y Portugal inciden directamente en el sector. Pero aquí, el pulpo y los pulpeiros son, para la Xunta, cuestión de cocina y olla de cobre.