El día anterior a cumplir el sueño de toda su carrera, Andrés Díaz (A Coruña, 1969) estaba en el hospital. A pesar de la fiebre, acabó séptimo en la final del 1.500 metros de los Juegos de Sidney 2000.

-¿Qué significa competir en unos Juegos Olímpicos?

-Es la competición más importante por todo lo que representa y es la aspiración máxima para cualquier deportista.

-¿Prima lo deportivo o todo lo que envuelve a la competición?

-Todo un poco. A Barcelona 92 no pude ir porque tuve un accidente de tráfico y no podía quedarme con esa frustración, por lo que decidí dar un cambio en mi vida y dedicarme profesionalmente. Por eso los primeros, Atlanta 96, eran un sueño cumplido, pero sabía que no podía llegar muy lejos y me dediqué a competir lo mejor que pude, pero sobre todo a disfrutar del ambiente de la villa, del desfile, de estar con otros deportistas... La segunda ocasión, en Sidney 2000, ya no disfruté porque estaba más concentrado, tenía otras aspiraciones. Podía ser medalla o finalista.

-¿Fue mucha presión representar a España en el 1.500?

-El deporte rey de los Juegos es el atletismo, y el 100, el maratón y el 1.500 son las pruebas reinas. Y en España, por tradición, mucho más el 1.500. Además en Sidney yo era el que mejor marca llevaba y tenía la responsabilidad de defender el honor español. Estaba un poco más nervioso y preocupado.

-Pero consiguió un diploma.

-Quedé séptimo y en ese momento no lo disfruté porque con la trayectoria que tenía ese año aspiraba a medalla. Doce años después estoy muy contento.

-¿Tiene grabada en la mente esa carrera?

-Pasé dificultades en eliminatorias y semifinales porque corrí con 39 de fiebre y en la final creí que no iba a poder correr porque estuve en el hospital el día anterior. Me acuerdo perfectamente de que el estadio estaba a tope. Vi mi sueño cumplido. Presentaron a la gente en la línea de salida y yo era uno de ellos. Estaba en una final olímpica. Cuando se dio la salida vi que se daba la carrera idónea porque salió El Guerrouj con una liebre, pero las piernas no me respondían. En ese momento pensé en alcanzar el mejor puesto para mis condiciones.

-Reyes Estévez, como comentarista de televisión, lo incluyó entre los grandes del 1.500 español.

-Es que parece que solo cuentan las medallas. El quinto puesto que conseguí en Sevilla, con los cuatro que quedaron delante, para mí es como una medalla en cualquier otro Campeonato del Mundo. Con la marca que hice de 3.31, que hoy en día sería mejor marca mundial y con El Guerrouj, el mejor de toda la historia, Ngeny, campeón olímpico, Reyes Estévez y Fermín Cacho, también campeón olímpico, por delante, para mí tiene mucho valor.

-En Londres, el 1.500 español estará muy renovado.

-Sí y están a tres segundos de las medallas. Cuando estás a un segundo, si la carrera es lenta, puedes tener opciones. Pero a tres o cuatro, se desarrolle como se desarrolle, lo van a tener muy difícil. Yo creo que solo habrá un español en la final... y su lucha es por el diploma.

-¿Hay opciones de medalla?

-Bragado, a pesar de sus 42 años, es un hombre que puede dar la sorpresa. Yo no lo descarto. Y Pestano si tiene su día. Pero lo objetivo es luchar por finalistas, que puede haber siete u ocho.

-¿Está enfermo el atletismo español?

-Todos los deportes de esfuerzo. Los chavales ahora, cualquier cosa que les hables de esfuerzo o capacidad de sacrificio, no les interesa. El atletismo es un deporte en el que se tarda muchísimo en conseguir resultados, se va muy despacio, se sufre mucho entrenando... y ahora los chavales son muy cómodos. Prefieren hacer actividades placenteras y tienen mucha prisa, quieren conseguir las cosas ya y ahora mismo.

-¿Hay vida después?

-Es la parte más difícil. Siempre lo llevas en la cabeza. Incluso sueñas con que tienes que levantarte para ir a entrenar. Tienes que reengancharte a la sociedad, buscar un trabajo... Estuve en el hotel de la selección española de baloncesto. Les vi con esa mirada de concentración y se me pusieron los dientes que me llegaron al suelo y el estómago con ese movimiento de nervios como si estuviese compitiendo.

-Algunos dicen que con ese chándal, mejor no haber ido.

-Lo de menos es la equipación. La gente protesta por protestar. Lo importante es estar allí, como si te pintan de verde fosforito.