Hay personajes que han marcado un antes y un después en la historia del cómic, y sin duda la Valentina surgida de la mente de Guido Crepax a mediados de los años 60 es uno de ellos. La viuda y el hijo de este genio de la historieta, Luisa Mandelli y Antonio Crepax, hablaron ayer en el Kiosco Alfonso sobre la obra y la visión de la vida del creador.

Con un aspecto que podría ser el de Valentina si Crepax no hubiera "matado" a su heroína a mediados de la década de los 90 , Mandelli negó tajantemente haber sido la única fuente de inspiración para la creación de su marido: "Yo soy una persona normal, no soy tan osada como Valentina, aunque fue un placer ver cómo envejecía esta mujer, con su sentido de la lealtad y su agitada vida sexual, que fue dando testimonio de su tiempo".

"Valentina vivía en dos realidades diferentes, la real y la fantástica —explicó el hijo del dibujante, Antonio Crepax—, y hay una vinculación entre ambos universos, en la que se mezclan elementos como la familia y el trabajo con un mundo fantástico. Cuesta creer que una persona tan tímida como mi padre tuviera una capacidad de observación tan grande, y fuera capaz de crear un mundo interior femenino tan interesante".

La viuda del artista recordó un episodio en el que una periodista feminista criticó a Crepax por considerar que Valentina era un cuerpo de mujer con mente masculina, aunque años más tarde, se desdijo públicamente. "Es que este personaje es más actual hoy en día que cuando nació, en 1965 —aseguró Antonio Crepax—. En esa época había el movimiento feminista, a favor de una libertad real y concreta para la mujer, con conceptos como el erotismo femenino y una mayor independencia, y Valentina representaba todo eso. Y lo que en los 60 era un ideal, ahora es una realidad. Las mujeres se han apropiado de su cuerpo, su destino y su futuro, y Valentina representa ese ideal de mujer".

Pero la importancia del personaje va mucho más allá de lo social y lo histórico, como apuntó el dibujante español Pere Joan, también presente en la comparecencia: "De Crepax no solo me sorprendió el contenido, sino la forma que tenía de contar las cosas. El lenguaje que empleaba se anticipó al videoclip, y no era solo narrativo, sino que entraba también en lo sensitivo, que es algo que luego se utilizó en otros medios artísticos. Existe un puente con lo narrativo, pero está basado en la poesía y no sigue un proceso lineal. Para mí supuso una revelación comprobar cómo sus composiciones eran poesías gráficas".

Antonio Crepax se mostró de acuerdo con las apreciaciones del artista mallorquín, y confirmó la fuerte vinculación de su padre con otras disciplinas artísticas, como el cine, aunque también la arquitectura, la fotografía y la literatura.

"Los personajes interactúan con la historia, y hay varios niveles que van construyendo un metarrelato. Mi padre seguía la tradición del cómic americano de personajes que hablaban con los autores, y creaba sus páginas como si sus ojos fueran los del lector, y en vez de unos ojos, fueran una cámara de cine que se centra en los detalles. Así podía mostrar más cosas que en un plano general, y es cierto que ese es un estilo narrativo moderno que se puede observar en los videoclips", concluyó Crepax.

Pere Joan, que reiteró la influencia que la obra de Crepax había tenido en su estilo narrativo, habló de su adaptación de la novela de Agustín Fernández Mallo, Nocilla Experience, cuyos originales se pueden contemplar en el Kiosco Alfonso: "Lo complejo de la narrativa de Agustín es que confluyen muchos elementos, y eso coincide un poco con mi visión de las cosas".

La visón a la que se refiere el artista mallorquín, relatada a través de un estilo con una fuerte carga poética, es la unión de elementos generales y concretos, que Pere Joan define como "lo más gratificante" de su trabajo basado en la exitosa novela del escritor gallego afincado en Mallorca.