- ¿Nervios por el estreno de la tercera temporada de El ministerio del tiempo ?

-Siempre. Si no los tuviese no me dedicaría a esto. Uno hace las cosas para que las vean los demás. Y recibir el feedback del público es siempre muy especial. Son millones de personas las que nos siguen, y, claro, es mucha responsabilidad.

- ¿Qué nos espera en estos trece nuevos capítulos?

-Lo que ha sido y lo que quiere seguir siendo: una serie de aventuras que pretende entretener, pero que también habla de historia, de género fantástico y de emociones humanas. Porque con entretener no nos basta. Queremos más.

- Dentro de los hechos históricos a los que viaja la serie, la cultura parece tener un peso específico...

-Sí. Abrimos esta temporada con Hitchcock y después aparecerán Bécquer, Goya, Lope... La cultura está siempre presente como referente en la serie.

- Una vez acabada esta tercera temporada, Netflix llevará la serie a todo el mundo. ¿Tampoco siente vértigo al respecto?

-No. La responsabilidad se tiene siempre. Y la presión existe, pero sé que tengo un buen equipo, conocemos el oficio y sabemos qué hacer. Si me pusieran a llevar un restaurante, eso sí que me causaría presión, porque no tengo ni idea de cocinar. Y calculo que lo mismo le pasaría a un cocinero si le pusieran a hacer una serie.

- ¿Son las distopías sobre el futuro y el pasado una fuente inagotable para imaginar historias?

-Sin duda. Nosotros hemos optado por dos vías. Una es viajar al pasado real, muy bien documentado, y otra intuir cómo sería ese futuro alternativo, que es nuestro presente, si en el pasado no hubieran ocurrido las cosas que ocurrieron. Y eso lo estamos haciendo desde el capítulo uno, aunque haya habido capítulos, como el de Felipe II, por ejemplo, que sí planteaba una distopía muy al estilo de Chicho Ibañez Serrador o Black Mirror.

- ¿Cree que plataformas como Netflix o HBO aniquilarán al cine?

-Lo que aniquilará al cine es el mal cine y tener que oír a la gente comiendo palomitas, bebiendo refrescos, que te den patadas en la espalda y que los niños corran por los pasillos. En definitiva, que no te dejen ver una película en condiciones. Lo que mata al cine es la mala educación de la gente que va al cine. Este tema, por lo menos a mí, me ha alejado bastante del cine. También pasa a veces en el teatro, cuando a la gente le suena el móvil y esas cosas. Creo que se están equivocando. El tiempo avanza una barbaridad y a más de uno se le podría decir eso de 'internet era esto, imbécil'. Estoy seguro de que muchos de los exquisitos que se quejan de Netflix en Cannes se pondrían a hacer cine para televisión como locos si Netflix les hiciera una oferta increíble.

- ¿Por qué tener éxito con una película o una serie no es ninguna garantía para hacer la siguiente?

-Esto que dices es algo muy español. En cualquier industria de otra parte, europea o americana, lo que funciona se renueva con tiempo, se da más tiempo para trabajar...

- Y se aumenta la dotación económica...

-Claro. Y se da más tiempo para pensar y hacer una serie cómo se tiene que hacer. La calidad necesita su tiempo. Y una serie no es sólo industria, también es cultura. No podemos ceñirnos solo a pan y circo y vaquilla popular en verano. Pero eso es así. Y mientras sigamos sin entenderlo nos adelantan por la derecha la industria europea y la latina. Mientras aquí seguimos pendientes de los anuncios y de seguir haciendo capítulos de 70 minutos.

- Hay series míticas que han superado las diez temporadas. ¿Se ve estrenando la décima de El Ministerio del Tiempo ?

-No. Ahora mismo no me veo ni haciendo la cuarta. Lo que es seguro es que no me veo trabajando en estos plazos ni haciendo capítulos de 70 minutos.