Dos décadas de conciertos, éxitos, y letras arrancadas con sudor de hojas en blanco. Eso es lo que celebra Fito & Fitipaldis con su gira 20 años, 20 ciudades, un recorrido con el que llegará este sábado 24 de marzo al Coliseum de A Coruña. Acompañado de Muchachito y Fetén Fetén, la banda de Fito Cabrales recordará desde las 22.30 horas temas tan míticos como Soldadito marinero y Rojitas las orejas, la canción con la que el músico vasco empezaba a escribir la ya extensa historia del grupo.

- ¿Cómo se condensan 20 años de música en un concierto?

-[Se ríe] Es imposible, creo yo. El repertorio tuvimos que elegirlo. Quizá es una gira un poco más fácil en ese sentido, porque no estamos presentando un disco nuevo. En este caso, hemos elegido algunas de las canciones de las que no podemos desprendernos, y otras que hacía tiempo que no tocábamos.

- Las ha recogido en su Fitografía , y eso que se declaraba enemigo de los recopilatorios.

-Porque los recopilatorios se hacen para vender más discos. Artísticamente no te involucra en nada. Pero el punto que me convenció para hacer este fue la idea de una caja con muchísima gente colaborando y poniendo su opinión de los Fitipaldis en toda esta trayectoria. Recuerdo que dije: "Aunque no hagamos el disco, preparadme uno para tenerlo yo".

- ¿Se le ha quedado pequeña alguna de las canciones, con el tiempo?

-Hay canciones que a veces se te hacen muy grandes, otras que se te quedan pequeñas y otras que se te olvidan. Algunas ya no piensas si te gustan o no [risas], directamente las tocas porque la gente las ha hecho suyas. Otras no las vuelves a tocar, porque no les ves la forma. Yo para esta gira estoy recuperando Rojitas las orejas. Es la primera canción que compuse para los Fitipaldis, pero la estoy haciendo yo solo porque no la veía con banda.

- También ha incluido Entre dos mares . ¿Todavía le siguen recriminando el paso de Platero y Tú a los Fitipaldis?

-Sí, ¡pero eso es maravilloso! Hay gente que no pudo vivir en aquella época de Platero, y le gustaría alguna reunión, o me dicen por qué lo dejé. Pero cuando alguien te dice eso es porque ama esa música. ¿Cómo voy a estar dolido? Al revés. Yo estaba en Platero. Pero siempre digo: "Hombre, estamos a otra cosa ya. Han pasado 30 años".

- Se fue porque "ya no quería cantar nada que no fuera" suyo.

-Esa es una de las causas por las que yo dejo Platero, pero no existe la causa única. Las bandas se deshacen por muchas cosas. Es verdad que hay un momento en el que de repente tú no quieres cantar nada que no sea tuyo. Es algo natural. Yo no quería cantar nada que no fuera yo.

- ¿Dio más miedo lanzar ese A puerta cerrada ?

-[Duda] Sinceramente, no, porque es como cuando uno tiene un reto por delante pero que le hace mucha ilusión. No lo piensas, te tiras al vacío. Yo no sentí en ese momento vértigo, sentía toda la ilusión del mundo por volver a empezar con una banda. Nunca fue un cambio que hice pensando si me iba a ir bien o mal. También es verdad que tuve suerte.

- Le llovieron desde el principio discos de platino.

-Yo creo que fue un efecto rebote. Cuando hicimos Lo más lejos a tu lado, empezamos a notar que la gente llamaba mucho a la oficina. Ese fue uno de los síntomas [ríe]. A partir de La casa por el tejado y S oldadito marinero, en lugar de ser nosotros los chapas que llamábamos todo el rato a ver si nos dejaban tocar en las salas, empezaron a quemar los teléfonos.

- ¿Cómo han cambiado los Fitipaldis desde entonces?

-Hay cosas que han cambiado muchísimo. Antes íbamos a tocar a salas chiquitinas con un remolque, a veces no teníamos dinero para los hoteles? Teníamos que pensar mucho a dónde íbamos y cómo íbamos, para poder volver. Ahora estamos viviendo ese sueño adolescente de hacer giras como si fuéramos los Big Purple. Ese punto tampoco quiero que cambie, el sentir que lo que estamos haciendo no es normal, porque lo normal de una banda rock no es hacer giras de pabellones, sino la furgoneta. Pero hay otras cosas que no cambian nada. Al final estás tú solo con una guitarra y un bolígrafo para intentar escribir el siguiente disco.

- ¿Sigue peleándose con la composición?

-Sí, eso es un reto que tengo conmigo mismo. Y cuando escribes, estás solo, no puedes dejarte ayudar. Prefiero estar 7 años sin sacar disco a que me ayude alguien a escribir, eso no se puede compartir.

- ¿Cómo se viven esos bloqueos cuando hay toda una masa de fans esperando nuevas letras?

-Con pánico [se ríe]. Me sucede en cada disco, piensas que te has quedado totalmente seco. A veces se prorroga en el tiempo y te pones un poco más inquieto. Pero ¿qué vas a hacer? ¡No puedes hacer nada! Tampoco es necesario hacer otro álbum. El mundo está lleno de discos y no necesita otro mío. Yo creo que a veces no estás en el punto adecuado. No es que no vengan las musas, es que no les dejamos. Estamos a otra cosa.

- ¿Qué le debe Fito Cabrales a la música?

-Todo. Estaría perdido sin la música. No me imagino sin ella. No solamente porque yo la haga, sino porque la necesito todo el rato. Cuando estoy en el hotel, antes de tocar, me pongo música que me lleva a otro lado. Es como un momento de oración, poner a un artista para que me dé fuerzas. La música me ha dado todo lo que conozco. La casa donde vivo, los amigos con los que salgo, la mujer con la que tuve a mis hijos... Y la felicidad de entenderme a mí mismo.

- ¿Y hay errores que borraría de esa carrera, o se equivocaría otra vez, como dice en sus canciones?

-[Risas] ¡La b, seguro! Me equivocaría otra vez. Porque no hay ningún error de malicia. Es verdad que, quizá, cuando uno empieza es muy obsesivo, y tiene un horizonte bastante estrecho. Solo es tu banda, tu instrumento y salir a tocar. El resto del mundo te la pela. A veces digo: "¿Cómo podía ser tan gilipollas de perderme otras cosas?". Pero la música hace gente muy obsesionada. Luego, te desprendes de esos egos. Intentas aprender a que no pase el tiempo solo porque lo hemos usado, sino que sirva para algo.