En España hay 375.000 menores de 16 años en situación de carencia severa, y 2,1 millones de niños y niñas en riesgo de pobreza y exclusión. Son cifras que ya sabe de memoria María Luisa Carcedo (San Martín del Rey Aurelio, 1953), nombrada Alta Comisionada de Lucha contra la Pobreza Infantil en el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez. Aunque no se trata de un departamento con partida presupuestaria propia, ya ha hecho sus primeros deberes, impulsar con una partida de diez millones de euros el llamado plan VECA (Vacaciones Escolares Continuar Aprendiendo), que sirve para reforzar iniciativas de ocio, campamentos y actividades promovidas por ayuntamientos y comunidades autónomas con el fin de evitar que las vacaciones de verano se convierta en un período de necesidades más acuciantes para los niños que se quedan sin becas de comedor por el fin de las clases.

-¿La pobreza infantil es un asunto de Estado en la España de 2018?

-La pobreza es un problema estructural de la sociedad española. Su importancia va más allá de que afecte a un determinado porcentaje de la población y de los niños porque sus efectos se extienden al conjunto de la sociedad. Supone una pérdida de oportunidades, talento y capacidades, alcanza a parámetros como la pérdida de salud y la seguridad ciudadana. En EEUU, donde miden todo, han cifrado el impacto económico y calculan el coste de la pobreza infantil en el 5,4 por ciento del Producto Interior Bruto.

-¿Cuál es la misión de su Comisionado y los retos que tiene por delante?

-Pensar en este problema, buscar soluciones y hacer propuestas. Es necesario analizar el origen. No se trata sólo de pensar solo en atención a los niños que sufren esta situación, sino de combatir las situaciones de carencia en su origen para evitarlas o prevenirlas.

-¿Un problema tan transversal hace más difícil concretar medidas de respuesta?

-Claro. El problema se ha hecho más agudo porque se incrementó mucho la desigualdad con la crisis. Y ello es debido a varios factores. Existe mucha más precariedad laboral, hay más desprotección por el desempleo y los recortes en la protección social afectan más a estas poblaciones, como por ejemplo la postergación de programas para prevenir el abandono escolar o de las partidas para las escuelas de hasta tres años. Hay que reforzar las becas para que las razones económicas no sean causa de abandono escolar. La excelencia está muy bien, pero tiene que ser oportunidad para todos, no para unos pocos.

-El primer paso ha sido ampliar los recursos para cubrir el vacío que muchos niños sufren en verano.

-Sí. El principal valor del programa Veca ha sido poner en la agenda política un problema que se venía produciendo verano tras verano. Una organización de infancia con la que estuve reunida hace dos semanas me dijo: "Los derechos de los niños no toman vacaciones". Este programa tiene como objetivos garantizar el bienestar más básico, como el acceso a una alimentación sana y equilibrada, y el derecho al ocio educativo y la cultura. El aprendizaje del verano es informal pero muy efectivo y a estos niños les estaba vedado.

-¿Al no tener competencias directas por esa transversalidad es más complicado sacar adelante planes que, a fin de cuentas, requieren partidas presupuestarias?

-Bueno, requiere mucha coordinación pero el hecho de que dependa directamente del Presidente del Gobierno compensa un poco esas dificultades. Se trata de un interés estratégico del Gobierno.

-¿Tendrá entonces capacidad para influir en los Presupuestos?

-Los Presupuestos son del Gobierno en su conjunto. Este Comisionado no tiene presupuesto propio, sino que debemos poner el enfoque para que sus políticas combatan la pobreza infantil y atiendan los derechos de la infancia. Se trata de combatir la desigualdad.

-Hace dos meses, cuando Pedro Sánchez llegó al Gobierno usted dijo que combatir la desigualdad dependerá mucho de la duración de esta legislatura. ¿Tendrán tiempo o será una legislatura corta?

-También dependerá de la capacidad que tengamos de aprobar los Presupuestos. Pero dentro de las posibilidades, tenemos la mirada puesta en combatir la desigualdad. Por ejemplo, la Ministra de Trabajo ha anunciado un programa contra la precariedad laboral y eso es reducir la desigualdad y la pobreza infantil. El empleo joven es, en general, más precario y las familias jóvenes son las que tienen niños. Y el riesgo de pobreza es aún mayor en las familias monomarentales, más del 40 por ciento de las familias con los hijos a cargo de su madre están en riesgo de pobreza.

-¿El Presupuesto de 2019 va a dar la medida de lo que pueda dar de sí esta legislatura?

-Es muy prematuro decir eso y es aventurar mucho. Hay que aunar muchas voluntades. Vamos a buscar el máximo consenso posible y a intentar estabilizar socialmente el país, que es el objetivo que se planteó el Presidente en la moción de censura. El anterior Gobierno hizo una reforma fiscal que benefició a las rentas altas, una reforma laboral que precarizó el empleo y sobre todo afecta a los nuevos empleos y a los jóvenes, hubo una caída de la protección social. Todas las medidas se concentran y afectan con mayor intensidad a estas familias. Somos el tercer país de la OCDE que menos recursos destina a las rentas bajas. La pobreza infantil no aparece porque sí. Durante la crisis el Estado se dotó de menos recursos, con la reforma fiscal de Montoro, para atender a las rentas bajas.

-¿En el proyecto de Presupuestos tendrá cabida una propuesta de ingresos mínimos vitales?

-Era una propuesta nuestra, pero aún es muy prematuro. No me gusta aventurar cuestiones que ya veremos?

-¿El PP ha dejado clara su posición con el rechazo al techo del gasto?

-El PP tras su último congreso nos dibuja un panorama de vuelta a su prehistoria. Volver con el aborto al año 1985 es muy simbólico, parece el primer paso para ir más atrás, a las políticas anteriores a 1978.