Con todo su talento de cómica, actriz y escritora, la multifacética Sara Escudero aterrizará esta tarde en A Coruña para presentar su último monólogo, Sara Es...cudero, con el que llega decidida a hacer acopio de carcajadas en Afundación. A partir de las 20.30 horas, la artista saldrá a escena con el bagaje de su larga trayectoria, que suma ya más de 10 años sobre las tablas.

- Su carrera empezó con los monólogos, pero la hemos visto cada vez más en televisión, ¿echaba en falta los teatros?

-No, porque no he dejado de actuar desde hace ya más de 10 años. Entre teatros y actuaciones en eventos de empresa o como maestra de ceremonias, cada semana toca carretera y manta varios días.

- Al comienzo de esa década, Comedy Central fue el impulso para muchos cómicos de su generación, ¿supuso abrirle la puerta a un talento que hasta entonces no había tenido salida?

-No es que no tuviera salida, es que apenas se conocía, que no es lo mismo. Comedy Central trajo a España un género que aquí se empezaba a conocer con cuentagotas.

-Para usted tuvo que suponer cierto alivio. Recordaba hace poco aquellas primeras actuaciones hasta en piscinas vacías?

-¡Para venderle el guion a Stephen King! [se ríe]. Los cómicos tenemos mil aventuras y desventuras en los años de hacer bares y de tener que actuar en sitios tan peculiares como, en mi caso, piscinas o mesas de billar.

-¿ Había momentos de arrepentimiento en esas ocasiones?

-Claro. Aunque como en muchas otras profesiones, imagino. Pero había que hacerlo y creo que son tablas estupendas para después.

-Tampoco ayudarían los prejuicios del momento. ¿La mujer está permanentemente cuestionada en el mundo de la comedia?

-Sí, por desgracia. Nos dicen que no casamos con el humor en general y con los monólogos en particular. Y yo creo que el humor es actitud del que lo hace y del que lo escucha, sobre todo.

-¿Ha ayudado la ola feminista que veíamos el pasado 8-M?

-Creo que está dejando de ser una ola para ser una actitud general. Y no solo en el humor, sino en todas las facetas laborales de la vida.

-A usted la vena cómica le interrumpió la carrera de medicina. Aquello tuvo que ser un salto muy grande.

-Mi vocación fue siempre ser actriz -y siempre he hecho y escrito comedias desde muy pequeña- pero me daba miedo y me di la oportunidad de que me gustara la medicina. Por eso aguanté hasta casi acabar tercero. Pero no era feliz. El paso hacia tratar de serlo da vértigo, claro, pero es absolutamente necesario atreverse a darlo.

-Estudió arte dramático, pero quizá la faceta que menos ha explotado ha sido su cara como actriz. ¿Se ha quedado encasillada, de cara al público, en el humor?

-Jamás será encasillamiento cuando tu profesión es tu modo de vida. Ojalá venga algún día trabajo de actriz en otros registros, estoy deseándolo, pero no dejaré de amar lo que hago ni dejaré de hacerlo.

-También es escritora. Como tal publicaba el año pasado el cuento No estás a la altura. ¿Cuándo se ha sentido Sara Escudero así?

-¡Infinidad de veces! Creo que el miedo es un sentimiento que nos aflorará a los humanos siempre, aunque quizá vaya cambiando con el paso del tiempo ante qué circunstancias o con qué intensidad.

-¿Le preocupa el modo en el que el humor está cambiando? Hay cómicos que confiesan que ya no son capaces de entender el de los más jóvenes.

-Creo que nuestro sentido del humor tiene que seguir creciendo. Y para entender las ramas que tiene la comedia, es necesario empatía, actitud y ganas. ¡Aunque siempre habrá parcelas generacionales que también tienen un tinte especial! Es nostálgico y bonito decir aquello de: "Es que esto a ti te pilla lejos y por eso no lo entiendes".

-Parece que el humor también tiene cierto poso geográfico. Veía hace poco un monólogo de Dave Chappelle, y sorprendía lo polémico de su discurso en comparación con el español. ¿Estamos todavía en periodo de madurez?

-A lo Fangoria: ¡Absolutamente! Todavía no está en el ADN de según qué gremios y temas.