Fue una mujer excepcional para su época, cuya belleza deslumbró en los grandes teatros del fin del siglo XX. La escritora Fanny Garrido, también Eulalia de Liáns para la literatura (A Coruña, 1846-1917), estuvo casada con el músico Marcial del Adalid, considerado precursor del nacionalismo gallego, con quien recorrió medio mundo. De su belleza y su talento han escrito figuras con Urbano Lugrís, que la homenajeó en la revista Atlántida.

Contrajo matrimonio muy joven con el músico coruñés, que era mucho mayor que ella. Fue testigo de la boda de la reina Isabel II que, al visitar A Coruña en 1858 con ocasión de la colocación de la primera piedra para la estación de ferrocarril que uniría la ciudad con Madrid, se quedó impresionada con la belleza de la mujer.

Al verla por la calle Real, cuentan las crónicas, mandó que la llevasen a su presencia para conocerla. La conversión fue tan grata, y a la Reina le gustó tanto que prometió ir a su boda de testigo, lo cual cumplió más tarde.

El juicio sobre el aspecto físico de Fanny Garrido parece unánime y así lo atestigua Lugrís en una página de Atántida, ilustrada por el propio artista coruñés. "La aparición de Fanny -escribe- en el palacio de la Ópera causó una sensación tanto más sorprendente sabiendo que los palcos y lunetas del primer teatro lírico de Francia, y de Europa, eran muestra admirable de la hermosura femenina, que, con sedas, plumas y diamantes, se ofrecía deslumbradora entre los mecheros de gas.¡Una rosa gallega en la Ópera de París!". Pero no era sólo su belleza lo que llamaba la atención de Fanny Garrido, que, al enviudar en 1981 del músico coruñés, se casó con el químico lucense José Rodríguez Mourelo.

Fue académica correspondiente de la Real Academia Gallega, colaboró con varias publicaciones, entre ellas Galicia y El Correo de Madrid, y publicó un par de novelas, Escaramuzas, en 1885, de corte autobiográfico, y La madre de Paco Pardo (1889). Otra de sus novelas, Batallas, no llegó a aparecer y dejó sin terminar otra por entregas en la revista Galicia.

Mujer mundana y conocedora de varios idiomas, entre ellos el gallego y el alemán, destacó por su trabajo de traductora de autores alemanes como Heine y Goethe.

Sus libros, a decir de Lugrís, "exhalan hoy algo como el recendo amable y caliente de las viejas reinetas o de los membrillos con que nuestras abuelas perfumaban la lencería albar".

Si por su actividad intelectual tuvo ocasión de relacionarse con los escritores de su época, desde Emilia Pardo Bazán a Echegaray, su matrimonio con Marcial del Adalid (A Coruña, 1824-1881) -autor de la primera ópera gallega, Inés e Bianca- le permitió viajar y gracias a su matrimonio con Rodríguez Mourelo conoció a figuras como Ramón y Cajal.

Su casa, el pazo de Lóngora, en Liáns -de donde toma el seudónimo- fue lugar de reuniones artísticas e intelectuales de la época. En esa casa está fechada una de las obras de Marcial del Adalid, La prière de femme, en 1959, año en que contraen matrimonio, y Cantares viejos y nuevos de Galicia (1877), cuyos textos fueron escritos por Fanny Garrido, autora también de un álbum de canciones dedicado a su única hija, María.