Los vecinos de Culleredo que ocupan las viviendas más próximas a la pista de Alvedro, algunos de los cuales se verán obligados a cambiar de casa si finalmente se amplía la zona de despegue y aterrizaje, llevan años padeciendo los ruidos de los aviones. Estos residentes están acostumbrados a despertarse sobresaltados porque vibran las ventanas, a percibir el aroma del combustible de los aviones cuando el viento sopla hacia sus hogares y a que las llaves con mando a distancia de coches y portales dejen de funcionar debido a las ondas del nuevo sistema ILS.

Los más veteranos del lugar aseguran haber escuchado, antes de la inauguración de las instalaciones en 1963, que el aeropuerto generaría una gran riqueza en la zona y, con ruido de motores y olor a queroseno como telón de fondo, todavía esperan los numerosos negocios de hostelería y alojamientos que supuestamente debían haber nacido a la sombra de Alvedro.

Típicas casas de aldea con pequeñas fincas cultivadas y chalés con jardín conviven en los terrenos que rodean la pista de Alvedro. Los propietarios de las viviendas ubicadas en los terrenos hacia los que supuestamente deben crecer las instalaciones dicen haber asumido que, tarde o temprano, deberán rendirse y cambiar de domicilio, algo que para algunos supondría dejar atrás varias décadas de sus vidas.

Sin olvidar el ruido de los aviones, que algunos parecen haber asumido después de años de molestias, los residentes lamentan que la incertidumbre sobre el futuro del aeropuerto les impide acometer rehabilitaciones en sus viviendas. Los más pequeños arreglos dejan de resultar necesarios cuando existe la posibilidad de que las casas dejen de existir dentro de pocos años.

"La ampliación de la pista afectará a más de 30 viviendas de esta zona y serán todavía más si hacen una pista paralela. Llevamos así toda la vida. Queremos hacer un arreglo en una casa y no podemos. A partir de las 7 de la mañana ya empiezan a escucharse ruidos y la casa tiembla a pesar de que los aviones de ahora son menos ruidosos", explica el vecino José Manuel Vázquez, que reside justo en la zona hacia la que supuestamente se ampliará la pista.

Los vecinos que habitan las viviendas ubicadas a escasa distancia de la pista consideran que la intención de ampliar el aeropuerto es un "capricho" del Ayuntamiento de A Coruña y, por ello, están convencidos de que sus reivindicaciones no servirán para nada y de que las expropiaciones son inevitables.

"Todos los que vivimos aquí pensamos lo mismo. Nos acabarán echando de nuestras casas por mucho que protestemos", vocifera enfadada una mujer mientras intenta calmar a un perro que ladra debido al paso de un helicóptero.

La mayoría de los residentes se oponen a las expropiaciones, pero hay unos pocos que esperan obtener beneficios gracias a la ampliación de la pista de Alvedro y que estarían encantados de ceder sus parcelas en la zona a cambio de una buena suma de dinero.

Un jubilado que reside en la ciudad y que acude a esta zona del municipio de Culleredo para cultivar una pequeña parcela de su propiedad asegura que prefiere que la ampliación afecte a su terreno para cobrar las indemnizaciones. Esta opinión, sin embargo, es minoritaria y casi todos los vecinos prefieren mantener sus propiedades intactas.

Tanto la mayoría que teme quedarse sin casa como los pocos que no tienen inconveniente en que les expropien los terrenos coinciden, sin embargo, al manifestar que lo que más les molesta es la incertidumbre, es decir, el no saber con certeza si la pista del aeropuerto de Alvedro será ampliada o si todo seguirá igual.

El promotor del aeropuerto de Alvedro aseguró este mismo mes que el estudio sobre el impacto ambiental de la ampliación de la pista se presentará este año al público para que los afectados por las obras presenten alegaciones. El Ministerio de Medio Ambiente, que será el encargado de decidir si es posible ejecutar el proyecto, todavía no ha recibido el informe que debe elaborar Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) y, por tanto, aún no se sabe con certeza si el aeropuerto dispondrá en el futuro de una pista más larga.

El Ministerio de Medio Ambiente, a pesar de no haber recibido el informe, ya ha iniciado las maniobras para conocer las posibles repercusiones de las obras sobre los vecinos que residen en las proximidades del aeropuerto. El Gobierno ha contactado con algunas de las instituciones implicadas, como el Ayuntamiento de Culleredo, la Xunta y la Dirección General de Aviación Civil. Aena dispone de un documento en el que se analizan estas conversaciones, que supuestamente debe servir para introducir correcciones en el texto del plan sobre la ampliación.

Aena ha garantizado que el informe estará terminado antes de que termine este año, momento en el que las conclusiones serán expuestas al público y en el que los afectados podrán presentar sus alegaciones al proyecto. El promotor debe incluir todas las quejas en el informe que remita al Ministerio de Medio Ambiente, que dispondrá de tres meses para decidir si lo aprueba o si resulta imposible ejecutar el plan.

Los defensores de la ampliación recuerdan que la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, garantizó el pasado mes de junio y en el Congreso de los Diputados que Alvedro dispondrá de una pista más larga y que se mejorarán otras instalaciones del aeropuerto. Los posibles afectados, sin embargo, confían en que Medio Ambiente rechace el informe de Aena y en que el proyecto se paralice.