El acuerdo de Fomento con la Autoridad Portuaria abre la puerta no sólo a garantizar la viabilidad de la dársena exterior, sino también a un segundo proyecto vinculado a punta Langosteira: la urbanización de los muelles, que el Gobierno condicionó a la negociación del crédito.

El Puerto coruñés trató de desbloquear la urbanización de la dársena urbana, pues el actual convenio impide empezar la reordenación de la fachada marítima hasta que se produzca el traslado definitivo a Langosteira. Sin embargo, la Autoridad Portuaria quiere adelantar la urbanización de los primeros muelles que queden libres. En junio de 2008 ya acordó declarar "innecesarios a efectos portuarios" el muelle de Batería, y a continuación remitió la solicitud de desafectación a Fomento. Pero la propuesta avalada por el responsable de la urbanización portuaria y de la revisión del plan general de la ciudad, el arquitecto Joan Busquets, se quedó en un cajón del ministerio y ahora, tras la concesión del crédito, se retomará esta posibilidad para levantar edificios de oficinas y de uso terciario en Batería.

La venta de los muelles es una pieza crucial en el puzzle del puerto exterior, pues contribuirá a la financiación de la obra. Cuando arrancó el proyecto de punta Langosteira, se calculó que, por la venta de los terrenos del puerto urbano, la institución marítima coruñesa obtendría 150 millones -entonces un tercio del coste de la obra-, pero esta cifra es ahora una incógnita por la crisis que afecta sobre todo al sector de la construcción.

La llegada del tren

El otro gran asunto pendiente en Langosteira es tener las garantías suficientes de que la conexión ferroviaria llegue a tiempo para la puesta en marcha de la dársena. La Autoridad Portuaria duda de que el tren esté para la inauguración. Fomento aún sacó en marzo a concurso la elaboración del estudio informativo. Según el presidente del Puerto, Enrique Losada, sin ferrocarril es imposible el traslado de los graneles.