El Juzgado de lo Penal número 2 de A Coruña impuso un año y nueve meses de cárcel a una joven que reconoció que agredió a su novio después de ser rescatada por la Guardia Civil cuando intentaba suicidarse en la playa de Santa Cristina. La procesada admitió antes de que se celebrase el juicio que sobre las dos de la madrugada del 26 de junio de 2009 los funcionarios la auxiliaron cuando se adentraba en el mar después de haber ingerido bebidas alcohólicas.

La imputada, tal y como relataba el fiscal en su informe sobre los hechos, había discutido por celos con su pareja sentimental y les dijo a los agentes una y otra vez que su pareja no la respetaba porque estaba con otra chica. Los guardias civiles consiguieron convencerla para que abandonase la playa, pero al salir del recinto vio salir a su novio de un pub situado en las inmediaciones, por lo que se dirigió hacia él y lo arañó y le rompió la camisa delante de los funcionarios.

Dos horas más tarde, la acusada circulaba con su compañero en el coche y a la altura de Perillo le dijo que iban a morir los dos, por lo que el joven detuvo el vehículo y le pidió que se bajase, pero se negó. El afectado alertó a la Guardia Civil porque la procesada se puso agresiva.

La imputada reconoció que intentó clavarle un bolígrafo en tres ocasiones y que le mordió en el dedo pulgar de la mano izquierda. Cuando llegaron los funcionarios corroboraron que la sospechosa tenía "una actitud agresiva" hacia su novio, por lo que le pidieron que se calmase. La joven, sin embargo, se adentró en la carretera y propinó una patada en la espinilla al agente que acudió a rescatarla.

El representante del Ministerio público solicitaba en su escrito de calificación que la procesada fuese condenada a nueve días de localización permanente. La Fiscalía también acusaba a la chica de cometer un delito de atentado por golpear a un agente, por lo que exigía al juez que la castigase con un año y tres meses de prisión.

El magistrado del Juzgado de lo Penal número 2 de A Coruña, además de un año y nueve meses de cárcel, la condenó a la prohibición de aproximarse a menos de 200 metros de la víctima y de comunicarse con ella durante tres años y once meses y a la privación del derecho a la tenencia y porte de armas durante cuatro años.