"Buscad lo mejor para la ciudad", esta frase sacada de la Biblia, de una carta que Jeremías manda a los judíos desterrados de Israel a Babilonia, fue el eje de la homilía del sacerdote Ricardo de Luis Carballada en la misa del Rosario. En ella les pide que no desprecien la tierra que les acoge, que den lo mejor de ellos mismos porque su esfuerzo será beneficioso para el conjunto. El cura, que vino desde Salamanca, invitado a la novena de la patrona de la ciudad, defendió ayer unos servicios públicos "más justos y más solidarios" y reclamó "creatividad, ingenio y respuestas nuevas" para solucionar los males de la actualidad, como "el desempleo escandaloso" que asola el país.

Hizo una llamada también a "cooperar" para solucionar "el escándalo del mal reparto de la riqueza" y apeló a la fe para encontrar un camino común que tenga como meta la solución de los problemas. Esa vía, advirtió a políticos y fieles, implica, entre otras cosas, "escuchar a los que tienen un parecer diferente". La Virgen del Rosario es la patrona de la ciudad desde que, en 1589, un grupo de vecinos acudió a ella para pedirle protección porque los ingleses estaban sometiendo a la población a un asedio. Cuando los enfrentamientos acabaron, los coruñeses, con la victoria en la mano, fueron a prometerle a su defensora que nunca olvidarían lo que había hecho por ellos y que cada 7 de octubre recordarían su apoyo y su protección en la batalla.

Los vecinos no le piden ahora valor para enfrentar la lucha armada, pero sí un poco de ayuda para salir adelante, para capear el temporal. En esta edición, quizá por coincidir en domingo, la iglesia de Santo Domingo estaba completamente llena, con fieles en los pasillos, de pie al fondo del templo y apoyados en las paredes y buscando un asiento entre los pliegues de la piedra. En la entrada del templo, una mesa con una bandeja y merchandising religioso recaudaba dinero para las actividades que organizan los cofrades.

Tras la misa, las autoridades, los fieles y los músicos de la banda municipal bajaron en procesión hacia el Palacio Municipal, delante del que había una alfombra floral que, a diferencia de otros años y a pesar del paseo de algunos de los miembros de la comitiva no quedó destrozada. El alcalde, Carlos Negreira, ya condecorado como cofrade de honor de la Virgen del Rosario, pasó por la parte menos decorada de la alfombra, así que, el escudo de la ciudad, el del Deportivo, un barco de vela y un corazón rojo -que completaba la frase -I love La Coruña- quedaron casi intactos.