El sindicato CIG ha presentado hoy una denuncia contra una médica de la Seguridad Social en la que piden la inhabilitación por un presunto delito de prevaricación administrativa al dar el alta a un enfermo con una intoxicación crónica por mercurio.

La formación sindical denunció el pasado 17 de junio que un paciente necesita tomar cada mes 1.230 pastillas, 240 inhalaciones, quince inyectables, cuatro ampollas bebibles y otras noventa oculares, además de sesenta aplicaciones tópicas.

Todo esto debido a una intoxicación crónica por mercurio que lo llevaron a una incapacidad permanente que tiene desde hace cuatro años y que revocó el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) "al "considerar que tuvo una mejoría en su enfermedad".

Hoy la CIG se ha presentado el los juzgados de A Coruña para denunciar el caso ante la justicia y espera que lo examinen a conciencia hasta concluir que el afectado no puede trabajar.

El técnico de prevención de la CIG Ernesto López ha explicado a EFE que podría tratarse de un delito de prevaricación administrativa, castigado con penas de inhabilitación.

Desde el principio del caso, asegura, es "el peor ataque" que ha visto "contra un ser humano por parte de quien firma esta resolución".

"Una persona que padece todo este sufrimiento médico y la dejan sin el mínimo de supervivencia que suponía tener una pensión de invalidez.

Están llevándonos veinte años atrás en el marco legislativo y en la deshumanización del sistema", añade.

El propio afectado asegura que la inspectora del INSS le dijo que "tenía un historial muy amplio y no estaba dispuesta a revisarlo todo", entonces "cogió el primer documento que le vino a las manos y propuso el alta por una inexistente mejoría" aunque él afirma que sufre "un empeoramiento progresivo".

"Incluso me preguntó de forma irónica si la invalidez me la había dado el INSS o el juzgado, porque si me la había concedido el INSS, era más fácil quitármela", continúa.

Esta persona, que tiene cuarenta patologías diferentes y pasa el 75 por ciento de su vida en la cama, ha recurrido el caso pues su enfermedad está derivada de su trabajo como técnico de prevención en una empresa que se dedica a la fabricación de rótulos fluorescentes que contienen mercurio.