Al alcalde, Carlos Negreira, nunca se le vio la intención de cumplir con la ley de normalización lingüística. En el día a día dice "La Coruña", como quien dice corcreta o mondarina. Ahora, además, lo escribe en la cartelería que usa en precampaña. Por todo o que importa. La Coruña 2015, rezaban los carteles que tenía ayer detrás. El uso del topónimo deturpado no sería tan llamativo si el eslogan no estuviese en gallego y las demás palabras no formasen un mapa de Galicia.