No era un régimen personalista pero el alcalde coruñés acumuló mucho poder. En la ciudad, en la provincia, en el partido, con propensión a llevar el máximo control posible de cada estrella del universo asignado. Negreira, principio y fin. Entraba en sus planes perder algunas papeletas, ediles, pero no protagonizar este escenario electoral. Sin Concello, sin Diputación. Con tantas decisiones en sus manos en los últimos años, su marcha puede volver a abrir la sima que vino a cerrar en 2007. Transición muy delicada.