La carencia de mayoría absoluta en la Corporación obligará al Gobierno local de Marea Atlántica a negociar con el resto de grupos políticos para lograr la aprobación de los asuntos más importantes, ya que la llamada ley de grandes ciudades establece la necesidad de que sea el pleno el que apruebe los presupuestos, los tributos y tasas municipales y los planes urbanísticos.

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Pero para sacar adelante estas iniciativas no será necesario que cuente con los 14 votos que proporcionan la mayoría absoluta, puesto que la legislación permite hacerlo tan solo con mayoría simple, de forma que el apoyo de una parte de los concejales de la oposición y el apoyo de otra podría facilitar su labor de gobierno, a la que es previsible que el Partido Popular ejerza un rechazo frontal durante los próximos cuatro años.

Los presupuestos son siempre el asunto más importante en la gestión política de una administración, ya que en ellos se determinan las prioridades de actuación del partido que la gobierna. Marea tendrá que consensuar con el resto de las fuerzas de la izquierda, PSOE y BNG, las partidas que dedicará a cada una de las áreas con el fin de obtener un respaldo amplio que le garantice la estabilidad durante este mandato.

Aunque en varias materias existe coincidencia de objetivos entre las tres formaciones, es más que posible que nacionalistas y socialistas traten de dejar su impronta en las cuentas mediante la introducción de iniciativas que les identifiquen ante los votantes.

Lo mismo sucederá con la política fiscal, que durante el Gobierno local del PP fue blanco de duros ataques por las subidas de tributos denunciadas por la oposición y siempre negadas por los populares, así como con los proyectos urbanísticos, entre los que destaca el de la Marina, que Marea deberá encargarse de culminar y al que tanto esta fuerza como PSOE y BNG lanzan continuas críticas desde su gestación.

Aunque tampoco deberá alcanzar la mayoría absoluta para revisar de oficio antiguos actos municipales, el nuevo Gobierno local tendrá que hilar fino para obtener el apoyo de otros grupos para la anulación de los acuerdos urbanísticos de Someso, trámite imprescindible para que el Tribunal de Cuentas pueda exigir responsabilidades personales a quienes firmaron esos convenios. Al tratarse de concejales del Gobierno local socialista de finales de los años ochenta, los actuales ediles del PSOE tendrán que enfrentarse a una dura prueba sobre su compromiso con la transparencia en la gestión política.

Colaboración metropolitana

Marea Atlántica tendría que someter también al pleno la integración del municipio coruñés en el Consorcio As Mariñas si opta por esta fórmula para la colaboración con el área metropolitana, aunque para conseguirlo sí precisará en este caso de mayoría absoluta, por lo que se verá obligado a pactar para conseguir los votos que le faltan.

Durante los mandatos de socialistas y populares, el Gobierno local mostró su negativa a integrarse en el organismo supramunicipal coruñés, ya que Javier Losada parecía dispuesto inicialmente a que A Coruña participarse en esta entidad, aunque terminó su etapa en la Alcaldía sin llegar a hacerlo, mientras que Carlos Negreira eludió que la ciudad tomase parte en ella y defendió que el Ayuntamiento colaborase con ella.

Pero la muestra más palpable de la cooperación en el área metropolitana en los últimos cuatro años, la nueva depuradora de Bens, ha integrado a los municipios cuyos vertidos trata mediante un órgano en el que participan sus responsables políticos, pero en el que el Consorcio As Mariñas no tiene presencia.

Otra actividad en la que los ayuntamientos de la comarca colaboran, la recogida y tratamiento de basura a través de la planta de Nostián, es motivo de frecuentes desencuentros con A Coruña acerca de las tasas que se les aplican por este servicio, en cuya gestión no tienen además capacidad de decisión.