La creación de la Universidade da Coruña fue una decisión de la Xunta presidida por el socialista Fernando González Laxe en 1989, aunque solo unos meses después se celebraron las elecciones autonómicas que encumbraron a Manuel Fraga al frente del Gobierno gallego. El ya entonces veterano político tomo posesión de su cargo en febrero de 1990, un mes después de que su antecesor hubiera firmado el decreto de segregación de la Universidad coruñesa, momento en que comenzó la actividad como rector de José Antonio Portero Molina.

El hecho de haber sido nombrado por un gobierno de distinto signo político y que se le vinculase con la ideología progresista marcó el futuro de Portero como rector, ya que el 1 de agosto de ese mismo año la Consellería de Educación le comunicó su destitución e hizo público el nombramiento de José Luis Meilán Gil como su sustituto. "Se entendía que tenía una cierta simpatía con el tripartito", recuerda ahora Portero sobre la actitud de la Xunta hacia él. El conselleiro le llamó para decirle que no contaba con su confianza y su respuesta fue que no la necesitaba porque tenía la de la Junta de Gobierno de la Universidad, lo que motivó su relevo fulminante.

Comenzaba así hace ahora un cuarto de siglo la carrera de Meilán como dirigente universitario, que duró trece años y que sucedía a una larga trayectoria como político, iniciada durante el franquismo como procurador en Cortes y continuada luego en la Transición como miembro de UCD, tras cuya debacle decidió en 1982 echarse a un lado para dedicarse en exclusiva a la abogacía y la docencia como catedrático de Derecho Administrativo.

Pero el prestigio profesional y la habilidad política de Meilán hicieron que su nombre siempre saliese a colación cuando se debatía quién podría liderar a la derecha gallega tras el fracaso del gobierno de Fernández Albor que desembocó en la moción de censura que permitió la conformación de una Xunta dirigida por PSOE, Coalición Galega y Partido Nacionalista Galego.

La irrupción de Manuel Fraga en Galicia hizo que tanto Meilán como otros posibles candidatos quedasen borrados de un plumazo y reavivó los rumores sobre una supuesta rivalidad entre ambos. Pero ese factor no influyó para que la Xunta le designase en agosto de 1990 como rector, una decisión que dio origen a un recurso de Portero contra su destitución, que fue desestimado ese mismo año por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.

Para Portero, la forma en la que Meilán llegó al Rectorado influyó en la división que se creó en el seno de la comunidad universitaria coruñesa y que a su juicio "se perpetúa" en el claustro entre un sector conservador y otro formado por socialistas y nacionalistas. El destituido rector recuerda que mientras estuvo al frente de la Universidad la carencia de recursos materiales y humanos fue total, pero que a partir de la llegada de Meilán al cargo el Gobierno gallego proporcionó los medios necesarios para el desarrollo de la institución.

Meilán ha eludido repasar con este periódico aquellos acontecimientos y hacer un balance de su prolongado mandato, que solo acabó por imperativo legal al alcanzar los 70 años, ya que incluso promovió una reforma de los estatutos de la Universidad para superar el límite de los dos mandatos consecutivos, pese a que sabía que a mediados del tercero tendría que abandonar el puesto.

"Es un poco ingenuo decir que las elecciones a rector son solo una batalla académica", opina José Antonio Portero sobre estos procesos en las universidades españolas, ya que entiende que en todas ellas las afinidades políticas tienen una influencia decisiva. En el caso del mandato de Meilán, destaca que varios miembros de sus equipos rectorales fueron reclamados por la Xunta para ocupar cargos políticos.

Otro de los datos destacados de la biografía de Meilán es su adscripción al Opus Dei, que según él nunca influyó a la hora de gestionar la institución académica. Sus críticos, sin embargo, le reprocharon que tuviese en cuenta la pertenencia a esa organización a la hora de otorgar plazas de profesorado en las facultades coruñesas y que se promocionase a esas personas.

Pero el rector no tuvo una presencia social exclusivamente académica, sino que su figura fue una de las destacadas en la vida coruñesa durante el periodo marcado por el mandato municipal de Francisco Vázquez, con quien Meilán mantuvo una total sintonía. El alcalde puso todos los medios necesarios para que la Universidad se desarrollase e incluso pasó por alto que no solicitase licencias de obras para la construcción de sus edificios, como se conoció años después con un nuevo equipo rectoral al frente de la institución que tuvo que hacer frente a esa irregularidad.

Si el largo mandato de Vázquez en el Ayuntamiento coruñés y el estilo político que practicó es denominado habitualmente como vazquismo, en el caso de la Universidad se habla de meilanismo para referirse a los años de gestión de este rector, a quienes pretenden erigirse en continuadores de la misma se califica ahora como meilanistas en reconocimiento de la impronta que dejó el antiguo dirigente en el seno de la comunidad académica.