Han sido varias las ocasiones en que el alcalde, Xulio Ferreiro, ha mentado la posibilidad de recurrir a una moción de confianza para sacar adelante los presupuestos de 2017 si no es posible un acuerdo con los partidos de la oposición, especialmente con el PSOE. Sin embargo, el regidor no puede agarrarse a esta medida excepcional sin antes haber llevado a pleno las nuevas cuentas y haber fracasado en el intento de aprobarlas. O lo que es lo mismo, no puede hacer uso de este mecanismo sin arriesgarse a que los partidos de la oposición enmienden sus cuentas y aprueben el presupuesto contra la voluntad del Gobierno que debería gestionarlo.

La moción (o cuestión) de confianza es un mecanismo que se recoge en la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg) y al que suelen recurrir los gobiernos en situación de debilidad para sacar adelante los presupuestos, el nuevo sistema de impuestos y tasas, el reglamento orgánico municipal o el planeamiento urbanístico general. A través de ella, el Ejecutivo vincula la aprobación de alguna de estas iniciativas a la continuidad del Gobierno. Si el alcalde perdiese una votación de esta cuestión de confianza, tendría que cesar y la oposición estaría llamada a formar un Ejecutivo alternativo en un plazo de diez días hábiles. ¿Qué ocurriría si la oposición no logra entenderse para investir a un nuevo regidor? Que los presupuestos que el pleno no respaldó entrarían en vigor de forma automática y el alcalde continuaría en su lugar.

Antes de desencadenar este proceso, la Loreg deja claro que cualquier Gobierno que quiera echar mano de esta moción debe haber intentado aprobar el presupuesto en pleno, y fracasar, al menos una vez. Es en ese pleno previo en el que la Marea se arriesga a que, a través de una estrategia conjunta, la oposición enmiende de arriba a abajo su proyecto presupuestario y lo apruebe contra su voluntad y a pesar de que será su Gobierno el encargado de ejecutarlo.

Ferreiro insiste en que antes de optar por esta vía tratarán de llegar a un acuerdo con el PSOE pero el reloj de arena está cerca de agotarse y no para. El regidor se comprometió a llevar las cuentas a pleno el 15 de noviembre, fecha límite en que deben aprobarse para que puedan entrar en vigor el 1 de enero. A falta de 11 días, Gobierno y socialistas no se han sentado para abordar el presupuesto. El precedente del año pasado y, sobretodo, de las últimas negociaciones de las ordenanzas fiscales de 2017 -que se saldaron sin acuerdo- hacen prever un más que difícil acuerdo en cuestión de semana y media.

"La moción de confianza es el último recurso que puede utilizar un Gobierno en minoría para hacer valer un planteamiento sin absolutamente ninguna negociación. Ellos sabrán. Nosotros se lo desaconsejamos a todas luces", advertía ayer el concejal del PSOE, José Manuel García, que reprochó a Ferreiro que no les haya enseñado todavía su propuesta.

No sería la primera vez que, en lo que va de mandato, PP y PSOE ensayasen una estrategia conjunta a la hora de modificar el presupuesto municipal. En abril, después de cuatro meses de prórroga de las cuentas de 2015, conservadores y socialistas se apoyaron mutuamente para aprobar varias de sus enmiendas al proyecto presentado por Marea, que, muy a disgusto, acabó votando a favor "por responsabilidad". El PP se abstuvo, el PSOE votó a favor y el BNG en contra. Aquella experiencia tuvo lugar después de casi medio año de tortuosas negociaciones, un proceso que el alcalde ahora se niega a repetir.

El diálogo entre Gobierno y oposición de los próximos días tendrá como telón de fondo la lucha del PSOE por entrar en el Gobierno. Mientras Marea les pidió un gesto de "confianza" negociando y facilitando la aprobación de las ordenanzas fiscales y el presupuesto, los socialistas consideran que lo prioritario es cerrar su entrada en el Ejecutivo y después hablar del resto. Este bloqueo ya se cobró su primera víctima este miércoles: las ordenanzas fiscales propuestas por Marea, que no se pudieron aprobar al no existir una mayoría que las respaldase. El portavoz del PSOE, José Manuel Dapena, ya dejó claro hace semanas que no va a ceder en su pulso. "El alcalde será el único responsable de la situación y quien tenga que dar las explicaciones a los vecinos", afirmó.

El próximo lunes se celebrará un nuevo pleno ordinario en el que se podrá medir el nivel de sintonía entre Ejecutivo y oposición. En él, la Marea busca, por una parte, recabar el apoyo oficial de la Corporación a su declaración para impulsar el área metropolitana y, por otra, aprobar la modificación de las cuentas criticada por retirar fondos excedentes de la renta social municipal para saldar las deudas con la Empresa Municipal de Viviendas (Emvsa).