El responsable de la Agència d'Ecologia Urbana de Barcelona, Salvador Rueda, regresa a A Coruña invitado por el Ayuntamiento. El artífice del plan de movilidad del Gobierno de PSOE y BNG, que guardó en un cajón el PP al llegar a María Pita, ofrece hoy una conferencia que será, además, simbólica, como antesala del trabajo que retomará en A Coruña. Según avanzó el jueves el Concello, colaborarán para "ahondar en la elaboración del mapa de redes de transporte público, red peatonal y ciclable de la ciudad". El presupuesto, que está a un mes de su aprobación, incluye un convenio de 100.000 euros con la agencia de Rueda, que definió en el documento de 2011 cómo tenía que ser la transformación de las líneas de buses para que sus tiempos sean más competitivos respecto al vehículo privado y para que todos los coruñeses tengan una parada a 300 metros o menos estén donde estén.

En el plan de 2011, la Agència d'Ecologia Urbana consideraba "básico" rediseñar la red de bus urbano, "actualmente pensada y diseñada como una suma de líneas, la mayoría redundantes en el centro urbano y donde a menudo las demandas locales impiden que se configure una red lógica". Del análisis concluye que las líneas se han ido "apedazando" para resolver "conflictos puntuales y dar servicio a nuevas demandas", originando a la vez "nuevos problemas de regulación, con la consecuente disminución de la velocidad comercial". Analiza además que las frecuencias son "excesivamente elevadas", ya que solo hay cuatro líneas con tiempos inferiores a 15 minutos, "que tienen un impacto muy negativo sobre la percepción de los ciudadanos y acaban disuadiendo del uso del bus".

Rueda plantea varios criterios sobre los que sostener dicha redefinición. Considera que los buses deben circular por la red vial básica y, si su frecuencia de paso es suficiente, hacerlo de manera segregada (carril bus) para evitar conflictos y aumentar la velocidad comercial. Basándose en las supermanzanas, plantea una concepción ortogonal de las líneas, conformando una red lo más homogénea y reticular posible, en la que crecen las conexiones entre líneas. Pretende conseguir un sistema más "descentralizado" y que las paradas estén a menos de 300 metros de cualquier ciudadano. La red tiene que tener en cuenta la conectividad intermodal. El plan Rueda propone varias fases de desarrollo, una desactualizada al incluir aún al desechado metro ligero. Así, el plan sobre el que trabajarán con el Concello ve la posibilidad de intervenir de manera inmediata en doce líneas y sus variantes. En el rediseño aparecen como claves "dos grandes intercambiadores", uno en la plaza de Pontevedra y otro en la zona de estaciones, como futura estación intermodal. Se requerirían, según la Agència, "proyectos de remodelación para que puedan compaginar" su función de intercambiador con el del espacio de uso ciudadano. También añade otros cambios como que Panaderas pase a ser de un solo sentido y conectar el tramo final de Os Mallos con la avenida de Arteixo, permitiendo el giro de salida de la ciudad a la izquierda.

Con la propuesta, sostiene el documento, se mejoran las frecuencias de todos los corredores urbanos hasta los 10-11 minutos, alcanzando, "con el solape de algunas líneas", que se consigan índices medios de paso en parada inferiores a los 5 o 3 minutos "en las zonas más céntricas de la ciudad". Se reducirían tanto tiempos de espera como de trayecto. Rueda define los lugares en los que debe haber carril bus, que se hace "imprescindible" a partir de los 15 pasos de bus a la hora punta (un bus cada menos de cuatro minutos). Sugiere casi cuatro kilómetros por: Juan Flórez en dos sentidos, Orillamar y la Torre, Panaderas-Orzán y San Andrés.