La imposibilidad de que Repsol concluya el traslado del 60% de su actividad portuaria a punta Langosteira el próximo 14 de abril debido a los retrasos en la tramitación del proyecto genera preocupación en las entidades vecinales de A Gaiteira-Os Castros y O Castrillón-Urbanización Soto, los dos barrios más afectados por la terminal petrolera de los muelles y el trazado del poliducto, y que exigen celeridad en la tramitación de esta mudanza.

"Tenemos preocupación porque llevamos años luchando para que se lleven esto de aquí y cada vez se demora más", destaca Paulo Sexto, presidente de la asociación de A Gaiteira-Os Castros, quien califica de "bomba de relojería" a las instalaciones portuarias de Repsol por el peligro de seguridad que a su juicio suponen y el riesgo de que generen contaminación.

Para este dirigente vecinal, el muelle petrolero que limita con su barrio "tenía que estar fuera hace mucho tiempo", ya que recuerda que su traslado "es una reivindicación histórica de la asociación". Sexto relaciona además esta reclamación con el problema que según su colectivo creará la instalación de una planta de tratamiento de residuos oleosos en el muelle de Oza, a la que denomina como "otra barbaridad". La asociación considera que la ubicación idónea de ese complejo sería el puerto exterior en lugar de la dársena de Oza, debido a su proximidad a la ría, las playas y el Sanatorio Marítimo, por lo que cree que la Administración "sigue primando los intereses de las grandes empresas frente a los de la ciudadanía".

"Cualquier retraso no nos gusta", explica el presidente de la entidad vecinal de O Castrillón-urbanización Soto, Domingo Verdini, quien detalla que su preocupación no es solo por los posibles riesgos que genera el poliducto a su paso por el barrio, "sino porque la idea es convertir ese espacio en una zona verde o en un posible aparcamiento", como propuso la asociación que dirige.

La Autoridad Portuaria mantiene abril de 2018 como fecha de inicio de la actividad de Repsol en el puerto exterior, a pesar de que para ello precisa tener construido allí un pantalán, además de un poliducto que una la refinería con punta Langosteira. La Consellería de Medio Ambiente acaba de publicar la declaración de impacto ambiental de ambas obras, pero aún debe aprobarse el proyecto constructivo, que ya fue redactado, junto con la declaración de utilidad pública, y sometido a información pública.

Otro trámite pendiente es la solicitud de las licencias de obra a los ayuntamientos de A Coruña y Arteixo, antes de comenzar los trabajos de instalación del poliducto, ya que su trazado de 3,8 kilómetros de longitud pasa por ambos municipios. También habrá que efectuar las expropiaciones de los terrenos necesarios para este proyecto, que afectará a 168 fincas, aunque no todas serán expropiadas, ya que en algunas solo se limitarán los usos por su proximidad a esta infraestructura.