Víctor Pablo ha realizado un precioso concierto con la que fue su orquesta durante 20 años. La agrupación ha experimentado algunos cambios, pero en esencia sigue siendo la misma (primeros atriles, sobre todo); y el director también ha introducido algunas modificaciones en su técnica (todo el programa sin batuta, algunos movimientos de brazos más estrictos); aunque también él se mantiene fiel a sí mismo. Colectividad y batuta realizaron un espléndido concierto que fue de lo exquisito (Mendelssohn) a lo pletórico (Parera, Hindemitrh); el público lo supo premiar con manifestaciones de entusiasmo. Otro artífice de este gran acto, el pianista italiano Roberto Prosseda, realizó una versión de los dos conciertos de Mendelssohn muy acorde con el estilo del maravilloso compositor: alto grado de virtuosismo, elegancia en el fraseo, refinamiento en la dinámica y una intensidad de la expresión que transmite al público la emoción de unas obras bellísimas. Aclamado, correspondió con un bis que fue una verdadera ampliación de programa: el Rondó caprichoso de Mendelssohn, tras cuya ejecución se escucharon bravos y ovaciones. La obra de Parera, radiante, esplendorosa, de lujuriante instrumentación, transmite emotividad y belleza. Fue muy aplaudido, aunque, modestamente, solo saludó, puesto en pie, desde su localidad. La brillante versión de las Metamorfosis de Hindemith, una de sus obras más bellas, hizo que Pablo se retirase entre exclamaciones de entusiasmo.