De entre los colectivos que reivindican sus realidades en la semana LGTBIQ, hay uno que enarbolan con especial orgullo su bandera, en la que brillan los colores rosa, azul y blanco. Los menores trans, cada día más visibles, salen a las calles -también en A Coruña- esta semana y todos los días con el objetivo de reclamar su espacio, su identidad e incluso, el fin primordial: dejar constancia de su existencia.

Uno de estos jóvenes es el coruñés Pablo San José, el primer menor trans gallego que consiguió cambiar su nombre y sexo de su DNI por datos que dejan patente su verdadera identidad. Desde el momento en el que recibe el documento actualizado, su vida cambia por completo. "Dejas de enfrentarte a muchas situaciones problemáticas: en el médico, en clase cuando te dan las notas, incluso si quieres entrar a un pub y te piden el DNI, tienes que ponerte a explicar en la puerta que eres tú quien figura", comenta Pablo.

Pablo tuvo claro quién era desde muy pequeño, y a diferencia de muchos niños y niñas en su misma situación, contó con un apoyo familiar total en su proceso. "La cosa cambia mucho en función de si tus padres te apoyan o no, de tener o no un entorno en el que te sientas refugiado. Así, si no te ves refugiado en la sociedad, o en tu centro educativo, al menos piensas que tu familia está contigo y es el apoyo más importante que necesitas".

La madre de Pablo, Rosa Toba, ha sido compañera incondicional de su hijo en su camino. Coincide totalmente en la necesidad de que los padres de menores trans sepan escuchar e informarse sobre la realidad que viven sus hijos e hijas. "Yo no sabía lo que era la transexualidad, me tuve que informar, leer, buscar por internet, y, al final, cuando Pablo me lo quiso decir, yo ya le respondí que no me dijera nada, que sabía que era un niño, sin más vuelta de hoja. Que la gente de la calle lo entienda o no es secundario, lo importante es que exista una red de apoyo familiar", explica Rosa, cuya implicación como madre le llevó hace años a formar, junto otras familias, la asociación Arelas, entidad de referencia en Galicia para el colectivo.

La familia no es el único factor determinante para la realización personal de los menores trans. El entorno educativo, en el que se mueven la mayor parte del día, es fundamental para su desarrollo y debe estar formado en una perspectiva que entienda y respete a este colectivo. En el caso de Pablo, cambiarse de centro fue indispensable. "Pablo estaba en un instituto en el que la directiva pasaba totalmente, nadie nos hacía caso. Sufría acoso por parte de sus compañeros, que le insultaban y le escribían barbaridades en la mochila. Acudir a otro instituto trajo un cambio radical, hablé con la directora y ya ella se ocupó de que todo el mundo le llamase por su nombre y fuese al baño que le correspondía", asegura Rosa. Su hijo lo corrobora: "Se notaba que tenían información y ponían de su parte, ellos me facilitaban las cosas. No era yo el que tenía que estar encima. Se notaba el interés de conocer el tema para saber afrontarlo."

Rosa incide en la idea de que esta formación debe comenzar, tanto en profesores como alumnos, desde la primaria. "Muchos profesores no distinguen entre identidad de género y orientación sexual. Desde la asociación estamos dando muchas charlas en colegios e institutos, a las que creo que deberían acudir los padres, ya que muchos reconocen la realidad de sus hijos a través de ellas". Su implicación ha llevado a Rosa a estar presente y compartir los triunfos de su hijo en su camino. "El día que Pablo recibió su DNI, hicimos una fiesta como si fuese su cumpleaños. Fue como si volviese a nacer. No paraba de enseñar el DNI a todo el mundo", comenta Rosa, quien incide en los perjuicios que acarrea para un menor que se niegue su identidad. "Es como si el niño o la niña quisiese avanzar y no se le dejase. Los niños se vienen abajo en estos casos y es ahí donde debe intervenir la familia, dar amor y apoyo".

La de concienciación no es la única labor que lleva a cabo la Asociación Arelas, entidad fundada hace cuatro años cuando el conocimiento de la causa era nulo. Hoy, la asociación ha servido de guía a más de 146 familias con menores trans en cuestiones educativas, médicas y legales. "Les guiamos a la hora de cambiar el nombre en los registros y hacemos acompañamiento. Además, sirve para que los niños y niñas estén en contacto y sepan que no están solos", cuenta la presidenta de Arelas, Cristina Palacios, quien lucha desde hace años por la despatologización del colectivo, inexistente para las leyes estatales. "Los procesos de cambio de nombre y sexo en los documentos legales son muy arbitrarios. Depende del juez que deba autorizarlo y del psicólogo que elabore los informes. La realidad es que hay muchos profesionales con poder de decisión en los procesos que no están formados en estas perspectivas. Dependemos de la lotería de quien te toque. Necesitamos una ley que garantice este derecho."

Las familias insisten en la necesidad de que los medios de comunicación tomen conciencia y se formen en este tipo de realidades con el fin de saber transmitirlas correctamente y evitar servir de vehículo de clichés y estereotipos. "A veces, cuando me entrevistan, no sé si quieren informar sobre la transexualidad o tienen curiosidad por saber sobre mi vida. No es normal que me pregunten mi nombre de antes o sobre temas relacionados con mi cuerpo. Estoy harto de leer que nacimos en un cuerpo equivocado. No existen los cuerpos equivocados", reflexiona Pablo.

Cristina Palacios, que además de presidenta de Arelas es la madre de Sara, una menor trans de doce años, coincide con él. "Desde los medios se sigue aportando una visión estigmatizante de la transexualidad, se difunde la idea de que viven atrapados en un cuerpo equivocado. Ellos no lo sienten así, y hacerles ver eso a través de los medios hacen mucho daño a los niños y niñas trans", cuenta Palacios, quien muchas veces ha tenido que enfrentarse a preguntas por parte de los medios bastante intrusivas con su intimidad y la de su hija. "A mi me han llegado a preguntar si mi hija se iba a operar. Ni estamos en ese punto, ni es una pregunta oportuna. A las personas trans se les hacen preguntas que no se le formulan a ninguna persona en el mundo."