Graça Fonseca es la secretaria de Estado adjunta y de Modernización Administrativa en el Gobierno de Portugal, único país que aplica la herramienta de los presupuestos participativos a nivel estatal, regional y local al mismo tiempo. Compartió ayer la experiencia lusa en este campo con los asistentes al Encuentro Ibérico de Democracia que se celebra en el centro Ágora.

- ¿En qué consiste en su país el presupuesto participativo?

-Este es el segundo año que trabajamos con presupuestos participativos a nivel estatal, una medida que incluimos en el programa electoral. En la primera edición los circunscribimos a cuatro áreas en las que aportar propuestas para el conjunto del país y para las regiones y votar una de cada ámbito online o por móvil. Fueron cultura, ciencia, agricultura y educación de adultos. Organizamos 50 encuentros para promover que los servicios públicos transformen ideas de la población en proyectos de inversión. El primer año gastamos tres millones de euros y el segundo habrá cinco para todas las áreas de gobierno.

- ¿Qué preferencias tienen los portugueses que participan?

-De las 38 propuestas elegidas el primer año hubo más proyectos de Cultura. El más votado se llama Cultura 18, que permite acceder gratis a todos los equipamientos culturales del país a quien cumple 18 años durante el año en que se desarrolla el proyecto, que empezó en abril. En la segunda edición llevamos recogidas 1.400 propuestas.

- ¿El participante en general se ajusta a un perfil concreto?

-Lo veo diversificado. En Portugal recorrimos muchos territorios y segmentos de población, cada uno con distinto nivel de educación. He notado que las personas han salido de casa y que quieren aportar. Queremos que la gente no sea indiferente en el escenario democrático, ha de ser consciente de su deber de participar. Procesos como este ayudan al cambio importante que necesita Europa en su misión de conquistar a la ciudadanía para la participación democrática.

- ¿De qué depende más el éxito de un presupuesto participativo: de que haya convencimiento real de la población por contribuir o de que los gobiernos sepan transmitir bien su finalidad?

-De los dos factores un poco. Creo que es muy importante que la población pueda dialogar con el Gobierno y observar su labor en este proceso, eso ayuda a que no tenga desconfianza hacia las inversiones públicas y el funcionamiento de la administración. También es importante ejecutar con concreción los proyectos más votados para no estropear las expectativas de la gente de ser escuchada y tenida en cuenta. Esos proyectos deben tener impacto en el territorio.

- ¿Qué anima a la gente a participar en la elaboración de unos presupuestos?

-La voluntad de querer que una idea propia y defendida que cuesta poner en marcha sea una realidad con dinero público.

- ¿Son las cuentas entre todos una herramienta aislada que podría tener los días contados?

-Por desgracia, la no participación es una realidad en el mundo occidental. Las personas deben volver a defender la idea de que pueden hacer algo importante, cambiar el mundo como recogen los discursos norteamericanos. Procesos como los presupuestos participativos deberían consolidarse en cinco o diez años.